La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud en 1946 como “un estado de perfecto bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de lesión o enfermedad”. En este sentido, el concepto de estado saludable se enfoca desde la calidad de vida y no solo desde la manifestación de síntomas o el padecimiento de enfermedades.
En esta línea, estar sano abarca múltiples facetas del desarrollo humano, en las cuales la actitud resulta fundamental para que cada persona piense no como paciente y reconozca la implicación de la actividad diaria en su bienestar.
Son muchos los factores que solemos obviar al respecto, tanto en el ámbito físico como en el mental. Me enfocaré en determinantes sociales de la salud, los cuales se relacionan con las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a escala mundial, nacional y local, y dependen de las políticas adoptadas por cada Estado. Los determinantes sociales explican la mayoría de las inequidades sanitarias, como la falta de acceso al agua potable, al saneamiento, entre otros, lo que ocasiona diferencias injustas entre los países.
Enfermedad financiera. Para comprender mejor el alcance social de la noción de salud de la OMS, precisa abordar la situación económica vivida por los habitantes de Costa Rica. Los costarricenses deben usar ¢64 de cada ¢100 para pagar sus deudas. Las cifras alcanzan niveles más allá de lo considerado sano en las finanzas de una familia; el porcentaje adecuado destinado para pagar las dedudas debería ser entre 35 % y el 40 % del salario. Según datos de la banca nacional, el endeudamiento total ha pasado de ¢7.404.335 millones a ¢13.941.566 millones, del 2012 al 2019. Esto muestra claramente la presencia de hogares que están muy por encima de los niveles sanos de endeudamiento. Ante este panorama, el gobierno anunció un plan de salvamento para enfrentar las respectivas deudas, mediante el traslado de créditos a plazos más largos.
Cabe mencionar que en nueve años el mercado de las tarjetas de crédito pasó de ¢1.326.754 a ¢2.984.769 millones. Dichas tarjetas en colones tienen intereses entre el 24 % y 50 %. En dólares la brecha es entre el 18 % y 38 %.
En el marco del concepto de salud de la OMS, desde el punto de vista social, una gran proporción de los costarricenses estamos enfermos. Sobre todo, si tomamos en cuenta que los problemas económicos afectan la salud mental del deudor y esta, a su vez, termina afectando la salud física. La mejor vacuna o antídoto que debe suministrar el Estado es generar trabajo y más trabajo.
El autor es salubrista público.