Foro: Quema de ‘brujos’ en el siglo XXI

El investigador Domingo Choc fue quemado vivo, hace tres días porque ‘hechizó a alguien’.

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Mutilaciones, torturas y pieles ardiendo sobre la plaza pública; lazos que se fortalecen en la colectividad; espectáculo del pueblo.

Hace poco, leí sobre las condenas que padecieron miles de humanos acusados de brujería durante la Edad Media, consecuencias “bien merecidas” para quienes se atrevieran a mancillar la creación divina.

Más recientemente, leí sobre la ejecución, en la hoguera, de un hombre acusado por hechos similares.

Las brujas tienen un ingrediente cautivador. Desde las sencillas médicas empíricas, conocedoras de la naturaleza —cuidadoras de los pobres campesinos cuando ni el sacerdote ni los médicos de la alta nobleza se atrevían a posar su instrumental ante gente tan sucia—, hasta las mujeres atrevidas que encontraron sutiles modos de hacer cumplir su voluntad en un mundo gobernado por todo lo que no son ellas.

Sea cual sea la cara, ellas pagaban la osadía de no cumplir lo establecido. “Contra la infortunada, el clero no tiene bastantes hogueras, ni el pueblo bastantes ofensas, ni el niño bastantes piedras”, decía Jules Michelet.

Impotencia y odio. Durante la época feudal, los ultrajes de la nobleza a los siervos no eran solo una demostración de poder o dominación; en la humillación del siervo y su mujer se encontraba el desquite contra la humildad y la moral que debían adoptar las clases menos favorecidas a fin de ayudarse a afrontar las penurias de la vida.

Para muchos de esos desdichados, Dios no estaba de su lado, sino que bendecía las calvas de sus opresores.

¿Quién queda entonces para acudir, para implorar? La humildad es reemplazada por la impotencia y el odio; así, nace la bruja, la benefactora, la destructora.

En América, conocen la historia un tanto diferente. La condena no era una consecuencia de un acto sacrílego, sino una causa para algo mayor.

Indígenas paganos y retorcidos contaminaban su enorme paraíso con herejías, ¡no merecían el jardín que les encomendó el Señor!

Y, donde fracasaron, verdaderos emisarios del cielo establecerían orden con mano pulcra. Ejecutados, miles, millones de hombres, mujeres y todo aquello que se moviera sin conocer las palabras del Señor, minutos después de forzar su bautismo, segundos después de clamar su oro, plata y jade para la corona.

La inquisición no desapareció: navegó. Porque la cruz siempre fue la espada más eficiente de la política internacional.

Pero el progreso se impone (al menos eso nos cuentan); su “raza” ha sido purificada, y ahora sus hijos blanden el estandarte del único y verdadero dios.

Aquí y ahora. Derechos humanos y educación universal cortan la oscuridad de la ingenuidad y la ignorancia para que no se repitan estas afrentas a la humanidad. Pero... un momento: el texto que leía no era del siglo XVII, ¡sino de hace tres días!

El sábado pasado un hombre fue quemado vivo en Petén, Guatemala. ¿Cuál fue la causa? ¿Violación, asesinato? Era brujo.

Eso clamaba la comunidad que lo linchó públicamente y grabó su trotada infernal. Brujo, en efecto, era: estudioso de la medicina natural, de las hierbas y sus aplicaciones.

“El Abuelo estaba ayudando a escribir un libro en el que quedaría la evidencia de la ciencia herbal maya q’eqchi’, como un mecanismo de documentar la propiedad intelectual de su pueblo”, comentó Mónica Berger, antropóloga con la cual trabajó “el temible hechicero maya” años atrás.

¿Es acaso este el precio pagado por quienes pretenden preservar la memoria de sus ancestros, una cultura anterior al mismo cristianismo?

La fe enseña mucho de obediencia, oración y ayuno, pero tan poco de humanidad… cuando el fanatismo se impone.

Vínculo semántico. Ahora bien, hay que ser claros: no puede culparse la fe religiosa como móvil directo del crimen, pero también es preciso recordar lo que la palabra bruja lleva implícito: se encuentra inevitablemente vinculada a Satanás, y, al igual que este, un pastiche necesario para generar miedo y obediencia a todo lo que parezca estar en contra de la única institución divina.

Domingo Choc fue quemado vivo, hace tres días. Todavía los hechos no son lo suficientemente claros, pero hay uno que sí lo es: era brujo; hechizó a alguien.

Con esto quiere decir que era indígena, que era maya, que hablaba quiché, que curaba con plantas… que no adoraba al dios de los oprimidos.

“En cierta época, el odio mataba a cualquiera, por el mero hecho de ser llamada bruja”, vuelve a decir Michelet, refiriéndose a hace casi 1.000 años. Tiempos de peste que no terminan.

acristiabatista@gmail.com

El autor es filósofo.