Foro: No perdamos el rumbo en la ley de empleo público

Incluirlas en la nueva legislación generará problemas de cálculo económico en toda la sociedad

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La Contraloría y representantes de sectores sociales y partidos políticos están perdiendo el rumbo sobre la tan necesaria ley de empleo público.

Cuando las sociedades experimentan graves crisis, como la actual, necesitan grandes líderes que sirvan de guía, que señalen el camino, a pesar de que esté lleno de retos y dificultades. Lo que menos se necesita son líderes populistas.

Friedrich A. von Hayek, premio nobel de economía, señalaba que la interacción de la demanda y la oferta no se presentaba en la planificación económica centralizada y que esta para sobrevivir «espiaba» los precios de las economías de libre mercado para tratar de asignar los recursos escasos.

La ley de empleo público se trata de eso, de incorporar la información que dan los precios, que en este caso llamamos salarios, a las decisiones administrativas del sector público. No verlo lleva a la ineficiencia económica, que se da cuando una persona ingresa al sector público para ganar un salario bajo, con relación a sus homólogos del sector privado, simplemente por la forma como se estructura su salario, y que cuando ya tiene varias décadas de trabajo ganará varias veces más que sus pares en las empresas privadas. ¡Esto es lo que hay que corregir!

Competencia. Algunas instituciones públicas, por la naturaleza de sus funciones, tienen pocos o ningún incentivo para observar lo que está ocurriendo en los mercados, ya sea porque sus ingresos no dependen de las preferencias de los consumidores o porque los consumidores no tienen más opciones. Son las llamadas a someterse a la ley de empleo.

Otro grupo, en competencia, sí estamos observando el mercado, que nuestra existencia no está asegurada por leyes, normativas o regulaciones, que debemos tomar decisiones empresariales oportunamente para estar en la mente del consumidor cuando piensa en una industria en específico.

Incluir a las empresas públicas en competencia en la ley de empleo público es una bomba económica, pues equivale a que el gobierno fije precios de bienes y servicios en mercados en competencia, generando problemas de cálculo económico en toda la sociedad, no solo en esos mercados.

Esa fijación afectaría aspectos esenciales de nuestra economía, como el otorgamiento de préstamos y la recuperación, el otorgamiento de seguros a particulares, la administración de las pensiones e inversiones o la compra y venta de bonos, acciones y participaciones.

Mercados financieros que funcionen bien son una condición necesaria para fomentar el círculo virtuoso de inversión, crecimiento y generación de empleo y bienestar.

El capital humano tiene cierto grado de disponibilidad, pero siempre constituye un bien escaso, sobre todo en un mercado en competencia, donde la atracción y retención de talento desempeña un papel primordial.

Por ejemplo, un aumento en la demanda del capital humano en las empresas públicas en competencia implicaría presiones al alza en el precio del trabajo; si estas empresas no pueden reaccionar a esos cambios, se generarían problemas de escasez y otros más para llevar a cabo los procesos productivos, satisfacer las necesidades de los clientes y dar resultados financieros para asegurar la sostenibilidad.

Las mismas repercusiones ocurrirían si hay una disminución en la demanda del capital humano en estas empresas y no pueden ajustar el precio del trabajo.

Eficiencia. Los responsables de la toma de decisiones en las empresas públicas en competencia tenemos que planear con base en datos relevantes de nuestros competidores, y el sistema de precios desempeña un papel clave en la entrega de información entre empresarios, información que va desde la situación económica en general hasta la necesidad de ajustar nuestros propios planes.

La falta de competencia y emprendimiento genuinos son aspectos que han contribuido a que se acreciente el problema de las finanzas públicas.

Incluir a las empresas públicas en competencia en la ley de empleo público es equivalente a dar un paso en la dirección equivocada, hacia donde la eficiencia no ha llegado porque no hay competencia.

mgaritam@bncr.fi.cr

El autor es gerente general de BN Valores Puesto de Bolsa.