EscucharUna vez más los residentes en el sur de Israel se despertaron con un cielo lleno de estelas blancas dejadas por cohetes lanzados desde Gaza. En los últimos dos días, los palestinos han emprendido un ataque masivo apuntando hacia las ciudades israelíes. Ningún país en el mundo toleraría esta situación.
De los 600 misiles disparados por Hamás y la Yihad Islámica, casi 200 no cruzaron la frontera de Israel y estallaron dentro de la Franja de Gaza. Uno de estos mató, lamentablemente, a una bebé palestina y a la madre que estaba embarazada, aunque rápidamente se culpó a Israel. De los otros 400, el 87 % fueron interceptados por el sistema cúpula de hierro.
Muchos civiles israelíes salvaguardaron la vida en los refugios, pero algunos cohetes lograron su objetivo criminal y mataron a cuatro de ellos e hirieron a varias docenas, pero sin lugar a duda, quienes disparan más de 600 cohetes indiscriminadamente hacia el corazón de zonas de alta densidad poblacional tienen un solo objetivo: asesinar a miles de civiles.
Durante más de treinta años, Hamás ha controlado la Franja de Gaza y la vida de los residentes no ha mejorado, ni siquiera en un 1 %. Los ciudadanos palestinos de Gaza, cuya mayor parte aspira a vivir en paz y tranquilidad, continúa pagando diariamente el precio de la falta de atención del régimen de Hamás.
Muchos millones de dólares que los palestinos siguen recibiendo en Gaza y que en cualquier otra parte del mundo cambiarían las vidas de los residentes, en la Franja no sucede así. El dinero que les llega no se utiliza para construir infraestructura civil, sino para cavar túneles destinados a perpetrar ataques contra Israel.
Israel dejó la Franja de Gaza hace 14 años, no queda ni un solo soldado, ni ciudadano israelí. Lo que queda es la infraestructura agrícola cuyo propósito era restaurar la vida de los palestinos de esa zona. Hamás no lo permitió; mejorar la vida de los palestinos no es parte de la agenda política de la organización. Las superficies de hormigón de los invernaderos se convirtieron en áreas de lanzamiento de cohetes.
Ha llegado el momento de que los palestinos comprendan que las organizaciones terroristas que operan desde su territorio continúan causando desastres a los cientos de miles de sus familias inocentes que tienen derecho a vivir en paz y mejorar sus vidas como toda familia en el mundo.
El ataque muestra, una vez más, que el conflicto no es entre israelíes y palestinos, sino entre los moderados que quieren vivir en paz y los extremistas que usan el islam para justificar sus acciones terroristas. La responsabilidad recae en el liderazgo palestino y la comunidad internacional, que debe separar sus posiciones sobre la naturaleza de la solución del conflicto y su obligación de condenar el terrorismo donde sea que se presente.
El precio de estas rondas de violencia se pagan, en ambos lados, con sufrimiento humano que debe terminar y por eso Israel apela una y otra vez al diálogo para alcanzar la paz.
El autor es embajador de Israel.
