EscucharMe declaro seguidor de las películas de cine y televisión de ciencia ficción, en especial la temática en torno a los viajes espaciales.
Desde muy niño me apasioné y seguí de cerca series como Perdidos en el espacio, por allá de la década de los 60, sobre la familia Robinson y sus peripecias interplanetarias con su robot, caracterizado por la advertencia “peligro, peligro”, y luego, mi preferida, la saga de Viaje a las estrellas.
Mi héroe de niño era el capitán James T. Kirk, quien siempre andaba “viajando temerariamente a donde nadie ha llegado antes”.
Un poco más entrado en años admiré la férrea y sobria personalidad con que los capitanes Jean-Luc Picard, Kathryn Janeway y Jonathan Archer comandaron sus naves espaciales.
Para mis adentros pienso que algunos políticos deberían tener el temple de esos personajes y dejarse de tanto palanganeo.
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Fotografía José Cordero (Jose Cordero)
Me refiero a las inconsistencias, porque se habla de una cosa y luego se hace otra, por ejemplo, cuando se aboga por cuidar el medioambiente, pero se autoriza la pesca de arrastre, solo para citar uno de muchos.
Dada mi afición, como ya expliqué, siempre tiendo a relacionar la realidad con las películas, es así como el edificio del Registro Nacional, en Curridabat, me parece el platillo volador de Perdidos en el espacio, sobre todo si se ve el costado norte, muy bonito, por cierto, y el del Colegio de Ingenieros y Arquitectos, en el mismo cantón, muy sobrio; me parece sacado de una ciudad futurista.
Siempre hay uno que se sale del canasto, y ahora viene lo más curioso. Cuando vi la nueva sede de la Asamblea Legislativa, inmediatamente la relacioné, y me reí a más no poder porque es una representación exacta de la nave de los borgianos.
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La raza borg es alienígena, desafortunadamente bastante dañina, pues su misión es asimilar a otras especies para integrarlas a un colectivo que funciona como un solo ente.
Con esa misión vuelan por la galaxia en una extraña nave en forma de cubo, negra y sin ventanas, y que es, a decir verdad, la impresión que me causó el edificio del Congreso. Nunca hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión, reza el dicho.
El autor es aficionado a la ciencia ficción.
