Ángel Lara Vargas, de 33 años, no solo se puso en contacto desde muy temprana edad con el barro, la piedra y el metal, los materiales escultóricos no tradicionales, objetos exentos y descontextualizados que aprende a ensamblar y trabajar, sino también con la rigurosidad del aprendizaje y la dicotomía de la fuerza vital del arte, y, a su vez, con la vulnerabilidad del artista.
Con propuestas innovadoras que pretenden encontrar sus propios espacios, ha recreado, con una mirada nueva, la figura humana, en torsos volumétricos y sensuales de cuerpos femeninos que se forman, deforman y retuercen al compás del alambre en una red interminable. La fase de torsos en resinas que trabaja haciendo experimentos con el color y materiales inmersos. Posteriormente, cuerpos de mujeres ausentes en corsés fundidos, patinados y retrabajados que lo expone a la vieja técnica escultórica de la cera perdida.
Después, comienza una etapa en la que se imponen formas florales, repujadas y, posteriormente, ensambles enormes. Actualmente, la figura humana la realiza en figuras de Lego, en resina o metal gigantes, articuladas, o muñecas japonesas torneadas.
Como vemos, ha tratado las temáticas tradicionales de una manera muy propia y ha hecho una nueva lectura plástica de ellas. En el caso de los paisajes, por ejemplo, son árboles gigantes de hierros retorcidos de viejas construcciones o finas varillas de acero inoxidable que se doblan al viento como juncos. Pero también orquídeas de cobre forjado y repujado que penden de viejos durmientes del tren o de chatarra.
Realizó, en un momento dado, una serie de enormes cucharas de metal a las que diseñó elementos como si fueran finas cucharitas de plata. También nombraremos las sillas y bancas con formas en las que priman los vértices y las aristas, y en las cuales plantea una tesis diferente al tratar lo utilitario cotidiano. ¿Son esculturas utilitarias?, ¿son asientos o cucharas realmente?
Planteamiento artístico. Escultura, objeto y diseño se aúnan en una exposición llamada “Lujuria de la memoria”, en donde Lara se une a varios joyeros y, en su caso, crea una serie de flores y anillos para ser utilizados en la mano, en una mesa o, los más grandes, en un espacio abierto. Otra vez la idea de lo utilitario es abordada por el artista de forma diversa, ¿es anillo, adorno o escultura?, eso lo deja sin cuidado, su planteamiento va más allá.
Su contemporaneidad radica en tres factores: la utilización de materiales de los más diversos orígenes, que logra amalgamar, ensamblar e integrar, como los deshechos metálicos de construcciones, las viejas cajas de cartón, las barras brillantes y relucientes de acero inoxidable, mármoles, resinas transparentes que dejan ver el alma de la obra, el uso de materiales pictóricos o los materiales más novedosos de soldadura, como el argón.
Un segundo factor es que el tema lo sitúa en el contexto actual, como cuando realiza torsos y las jóvenes caderas se llenan de tatuajes, o ensambla piezas gigantes a manera de Lego, también utilizando materiales contemporáneos e innovadores en algunas de sus obras.
El tercer factor es que este joven creador trata de integrar diferentes disciplinas artísticas y mezcla orfebrería, diversas técnicas escultóricas, el sonido de las notas musicales de los metales o la recreación de una animación cuadro por cuadro de esculturas que asemejan e interactúan con el video.
Audacia y belleza. Sus obras en espacios públicos sobresalen por su audacia y belleza plástica, como el conjunto de cañas en la entrada de la Earth o el Árbol del saber, de la Fundación Omar Dengo.
Solícita busca quien pueda crear una obra escultórica que aúne el hierro de deshecho y pueda concebir, si es posible, una alegoría. Aparece un joven escultor, Ángel Lara Vargas, dispuesto a donar su trabajo, pero, sobre todo, a poner su empeño creativo en la obra. Así nace “El espíritu de la conectividad”, un concepto actual de las nuevas tecnologías informáticas.
Cuando se plantea un tema, como el de los alter ego —Legos— que está realizando, experimenta con materiales, hace variaciones, arma, construye, pule y, de tanto trabajar, confiesa que a veces se siente hecho pedazos, medio armado.
Su obra siempre ha sido innovadora por la perseverante experimentación que lleva a cabo el artista con materiales diversos y por la exploración de las contradicciones de estos, ya que logra crear una tensión entre ellos.
La autora es curadora de arte.