Foro: El video del asalto en los Hatillos: yo soy la víctima

La joven estudiante sigue transitando por la carretera de Circunvalación y no ve el aumento de vigilancia prometido por las autoridades cuando la grabación se hizo viral.

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Todos los días tengo que manejar a la Universidad de Costa Rica. Soy estudiante de Derecho, tengo 23 años de edad y durante cinco he utilizado la carretera de Circunvalación para cruzar la ciudad.

Un lunes, a eso de las tres de la tarde, manejaba hacia San Pedro con mi bulto detrás del asiento. Al llegar al primer semáforo de los Hatillos, me di cuenta de que mi celular estaba bajo de batería, entonces, saqué el bulto para conectar el cargador. En eso, escuché un golpe, miré y vi a un hombre que se lanzó violentamente contra la ventana, con algo que parecía un cuchillo.

El vidrio estalló en mil pedazos y mi primer reacción fue gritar por ayuda. Aterrada, me aferré al bulto mientras el hombre me golpeaba para quitarme mis pertenencias. De repente, apareció el motociclista que arriesgó su vida para ayudarme. Nunca imaginé que, aparte de ser mi héroe, también lo había filmado todo.

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Testimonio en las redes. Una semana después, el asalto se había hecho viral y mis gritos de terror estaban en las redes sociales. Fue cuando realmente comprendí lo que me había sucedido y, a decir verdad, hasta llegué a pensar que era mi culpa por haber expuesto el bulto.

Al ver el video, y acordarme de cómo ese hombre, sin ningún tipo de vergüenza, se lanzó dentro del carro, me llené de miedo, tristeza ira e impotencia. Antes, no había contemplado poner la denuncia. Se me había dicho que iba a ser imposible dar con el responsable.

En las noticias, un representante de las autoridades dio declaraciones, las personas a mi alrededor comentaban sobre los hechos y algunas dijeron “le pasó porque tenía las cosas a la vista”. A mí me habían atacado, a mí me habían golpeado, pero por alguna razón para esas personas yo era la culpable.

No hay seguridad. El problema no fue que yo puse mi bulto en un lugar visible o que yo no haya puesto la denuncia. El problema es que no pueda manejar a la universidad tranquila, con mis cosas al lado, porque nuestro país es tan inseguro que cada treinta minutos una persona es asaltada. El problema es que poner una denuncia no les da seguridad a las víctimas porque, en la mayoría de los casos, los atacantes no son sentenciados y vuelven a las calles a hacer exactamente lo mismo.

Los delincuentes nos arrebatan nuestra tranquilidad y transitan sabiendo que el sistema no nos protege a nosotras, sino a ellos y les permite quedar impunes. Digo nosotras porque la mayoría de las víctimas de este tipo de crímenes son mujeres. No nos sentimos seguras transitando y no nos sentimos seguras estudiando. ¿Quién nos defiende de los ataques que sufrimos todos los días? ¿Quién nos devuelve la seguridad? ¿Dónde están las autoridades que prometieron proteger a las poblaciones vulnerables? Todas estas cosas me pregunto al ver el video.

Faltan acciones eficaces. No soy experta en seguridad, pero no necesito serlo para darme cuenta de que nos encontramos ante una crisis que amerita atención inmediata. De cierta manera, me alegra que el video de mi asalto haya generado conciencia sobre esta problemática.

Este tipo de delitos no son una novedad. Sin embargo, no es hasta ahora que la Policía Judicial, la Fuerza Pública, el Ministerio Público y la Policía Municipal de San José anuncian que van a hacer un plan para atacar a los quiebraventanas.

Yo no puedo dejar de asistir a mis obligaciones, por lo que tengo que seguir transitando por esa ruta. Así lo he hecho en los últimos días y no he visto ningún incremento en la seguridad. Entonces, cuál es el plan del que hablan. No necesitamos un plan más, necesitamos acciones concretas y eficaces.

Los asaltos siguen en aumento, los costarricenses vivimos con miedo y no podemos ni queremos seguir esperando un cambio. Quiero creer que realmente van a tomar medidas para mejorar la seguridad en el país y por eso me comprometo a hacer lo que sea necesario para recordarles a las autoridades que esta promesa que nos hacen tienen que cumplirla. Espero que las palabras usadas para calmar a una población escandalizada por un video no sean solo un discurso, sino un compromiso para devolvernos a todos nuestro derecho a la seguridad.

La autora es estudiante universitaria.