Antes de la pandemia los dos problemas que más afectaban la calidad de vida de los costarricenses, además de la pobreza, la desigualdad y el desempleo, eran la inseguridad y la movilidad.
Este último, sobre todo en la Gran Área Metropolitana (GAM), debido al colapso vial, que ha aumentado la duración promedio de los tiempos de traslado en casi un 50 % en los últimos cinco años.
La tendencia mundialmente reconocida indica que la solución es priorizar los esfuerzos por volver más eficientes y modernos los sistemas de transporte público.
El proyecto de mayor repercusión con vistas a mejorar el transporte público es el tren eléctrico que uniría las grandes ciudades de las provincias parte de la GAM.
Complementariamente, existe el proyecto de sectorización de las rutas de buses, el tranvía para la capital, que desde hace muchos años propone la Municipalidad de San José, así como la movilidad activa utilizando bicicletas o destinando espacios para los peatones.
Sentida necesidad. Sobre la necesidad de un tren eléctrico moderno para el área metropolitana se habla desde hace muchos años y varios gobiernos invirtieron cuantiosas sumas de dinero en estudios de proyectos que, por diferentes circunstancias, no se ejecutaron.
La primera propuesta surgió en el gobierno de Óscar Arias, en 1986, y las administraciones posteriores plantearon otras versiones.
Pasaron 34 años y el país sigue haciendo estudios, pero ha sido incapaz de llevar a la práctica una obra tan estratégica como esta.
El actual gobierno planteó de nuevo la construcción de un tren eléctrico para la Gran Área Metropolitana, que recorrería 15 cantones. Los alcaldes de esos territorios conocemos la propuesta y reconozco los ingentes esfuerzos para integrar a las municipalidades en la iniciativa.
El estudio de factibilidad es serio, elaborado por una empresa de reconocida trayectoria en muchos países. No está escrito en piedra, es un plan referencial técnico y económico.
Cuando se presenten las ofertas en el proceso de licitación, que incluye financiamiento, diseño, construcción, operación y mantenimiento del sistema, será el momento oportuno para un debate técnico sobre los diferentes componentes de la propuesta.
Puede pensarse, incluso, en el acompañamiento de expertos y consultores externos, si fuera el caso, que aportaría como cooperación alguno de los organismos financieros internacionales con el propósito de obtener una evaluación rigurosa, transparente y bien calificada de las empresas en concurso.
Proyecto en marcha. No parece razonable bloquear un proyecto necesario para el país, especialmente si tomamos en cuenta datos tan relevantes como los brindados en años anteriores por el Programa Estado de la Nación, donde se señala que las presas cuestan un 3,8 % del PIB.
Todos los sistemas de transporte masivo de personas en el mundo requieren subsidio estatal para su operación.
De seguir adelante el proyecto, la licitación se llevaría a cabo el próximo año y las obras, en el mejor de los casos, se iniciarían en el 2022, es decir, en otro gobierno.
El crédito cuya aprobación está en manos de la Asamblea Legislativa, como contrapartida en la inversión inicial, empezaría a pagarse cinco años después.
El aporte del Estado para el desarrollo de las obras, más los subsidios planteados, serán muchas veces compensados por los beneficios económicos, sociales y ambientales que tendrá el país.
Pertenezco a un partido de oposición, y aunque reconozco que el gobierno en algunos campos ha cometido errores, sería lamentable que en la confrontación política, característica del ambiente nacional, se le niegue al país una solución urgente como esta.
Cuando el primer proyecto de tren eléctrico fue presentado, yo tenía 29 años; ahora tengo 63, y aún no se concreta.
No quisiera terminar mi vida sin ver un tren eléctrico moderno recorriendo la Gran Área Metropolitana.
Obstaculizar el plan condena a Costa Rica a seguir atrapada en el círculo vicioso de las últimas tres décadas porque cada gobierno hace borrón y cuenta nueva.
El transporte ferroviario de pasajeros y de carga es un componente fundamental del desarrollo económico y social.
El tren mejoraría la articulación urbana y disminuiría la dependencia del vehículo privado, así como de los contaminantes combustibles fósiles, aceleradores del calentamiento global.
El autor es alcalde de San José.