El politólogo Jaime Daremblum distorsionó la historia el miércoles pasado, en su columna titulada “El genocidio armenio”, al hacer lo posible para construir un paralelismo entre los acontecimientos de 1915 y el holocausto perpetrado por el régimen de Hitler y los nazis.
Durante la Primera Guerra Mundial, los grupos armenios radicales no dudaron en unir sus fuerzas a las del ejército invasor ruso. Mientras el ejército zarista continuaba su avance y las revueltas y atrocidades perpetradas por las pandillas armenias no podían evitarse, el Gobierno otomano no tuvo otra alternativa más que evacuar los asentamientos armenios en el frente de guerra. Sin embargo, una significativa parte de la población armenia del Estado otomano no fue afectada con estas medidas, como por ejemplo en Estambul.
En el pueblo de Anatolia, turcos y armenios sufrieron juntos estas tragedias históricas. Los asesinatos mutuos han causado heridas y dolores recíprocos. Más de 500.000 musulmanes fueron masacrados por rebeldes armenios en el mismo periodo.
Quiero recordar las palabras del presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en su carta enviada el 24 de abril al reverendo Aram Ateshián, vicario general del patriarcado armenio de Estambul: “Nuestro objetivo común es que estos dos pueblos, que han compartido su dolor y alegría a lo largo de la historia, curen las heridas del pasado y fortalezcan aún más sus lazos (…). En este sentido, les pido que eviten ayudar a aquellos que buscan crear odio, rencor y hostilidad, distorsionando nuestra historia común”.
En cuanto a la resolución de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, que constituye aparentemente el fundamento de la columna del 6 de noviembre, Turquía ha declarado en múltiples ocasiones que asuntos de esta naturaleza no deben ser tratados por miembros de un parlamento, pues no son de su competencia; además, se requiere un análisis científico, jurídico y un conocimiento detallado de la historia. La distorsión de la historia por consideraciones políticas internas nunca puede ser aceptada.
Por otra parte, a propósito de la operación del Ejército turco en el noreste de Siria, definir como “kurdos” e insinuar que se trata de una operación contra todo un pueblo y no contra los grupos terroristas del PYD y YPG, afiliados a la PKK, reconocidos, entre otros, por la Unión Europea, la OTAN y el mismo Estados Unidos como organizaciones terroristas, es inaceptable.
La operación Fuente de Paz, que lleva a cabo Turquía en el noreste de Siria, se ejecuta en el contexto de la lucha contra el terrorismo internacional y uno de los principales objetivos es justamente permitir a los kurdos, árabes y cristianos de la región regresar a sus hogares, de donde fueron expulsados por estos mismos grupos terroristas.
El autor es embajador de la República de Turquía.