El paquete fiscal planteado por el gobierno recientemente no es viable ni política ni económicamente. Tenemos grupos de poder tanto en el sector privado como en el público, y todo gobierno atiende sus demandas en mayor o menor medida.
Son los que condicionan al presidente de la República y sus ministros, a los diputados, a los jueces y a los magistrados. Es una realidad, no un secreto a voces, y, en palabras bonitas, se llama negociar.
El ciudadano común y el trabajador del sector privado, quienes son la gran mayoría, están fuera de esos grupos y son quienes se ven más perjudicados en las negociaciones al no ser partícipes.
¿Qué les parece la eliminación de los privilegios que gozan los grupos de poder? Imaginemos un único sistema de pensiones para todos los trabajadores del país por igual, sin pensiones de lujo.
Imaginemos la importación de azúcar, arroz y aceite sin impuestos o cuotas, en libre competencia para beneficio de la gran mayoría de la población.
Imaginemos un sistema de evaluación e incentivos para los empleados públicos, que apunte a la eficiencia y eficacia, y a la real rendición de cuentas, para lograr la productividad estatal.
Imaginemos un gobierno digital, reducido y eficiente, cumpliendo metas y objetivos. Imaginemos un sistema de transporte público en función del pasajero, sin restricción de la cantidad de placas disponibles.
Imaginemos un sistema de elección de diputados donde la papeleta traiga sus nombres y fotografías, y nosotros los elegimos, no son asignados por los partidos.
Imaginemos el pago a un ingeniero, abogado, médico o arquitecto por su talento, no por lo que dice la tabla. Hay muchas otras cosas más que deben eliminarse por el bien de la mayoría.
Justificación. ¿Por qué es necesario erradicar los privilegios para un gran cambio? Porque los grupos de poder se oponen a los cambios, los limitan en defensa de sus prebendas, a toda costa.
Suprimir los privilegios reduce mucho la resistencia. Si todos sueltan sus prerrogativas en pro del bien común, en pro de la mayoría, la transformación necesaria en los diferentes ámbitos será posible.
Los privilegios tienen un costo alto para la sociedad, no solo en términos económicos, sino porque tampoco originan un crecimiento significativo de la productividad nacional, pues casi no se introduce la innovación y la mejora.
Repito: los cambios que sabemos que tenemos que hacer no se efectúan por la oposición de los grupos de poder, porque estos defienden sus privilegios en perjuicio de la mayoría.
Lo anterior es viable solamente con un gran liderazgo del Poder Ejecutivo, más el surgimiento de nuevos líderes que planteen y lleven a cabo el proceso de desprivilegiamiento para así abocarse a los grandes cambios.
Hace poco más de 70 años un grupo transformó al país en forma asombrosa y rápida. Hoy tenemos que volver a hacer lo mismo.
El autor es un ciudadano costarricense.