Foro: Baños neutros, drones y Edgar Mora

Es deber del funcionario ir mejorando la infraestructura educativa, equipar laboratorios y unidades técnicas.

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Priorizar, me dijo mi madre, en un breve debate con ella, atrapada por la desinformación, mientras escuchábamos noticias este viernes.

Priorizamos a diario con el dinero, el tiempo y los afectos, y, permanentemente, hacemos ingeniería de prioridades para más o menos atender las variables de la ecuación. Queremos con recursos, a veces limitados, comer, pasear, regalar y conquistar, y hacemos manejo de ello inteligentemente para incorporar todo a la ecuación. Solo el mediocre renuncia a hacerlo; quien tiene carácter lo intenta.

Por eso quienes dicen que los baños neutros o drones son un gasto inútil son ignorantes de la función pública, no comprenden que un funcionario debe ir mejorando la infraestructura educativa, equipar laboratorios y unidades técnicas, y atender poblaciones vulnerables social y políticamente al mismo tiempo, sin pretender que todo se complete en un lapso finito y estrecho, para no convertirse en un incompetente.

El funcionario tiene diferentes programas presupuestarios (aquello de distribuir el dinero en los dos bolsillos), técnica básica de administrar los recursos financieros. Además, le toca regionalizar y sectorizar. Si no lo hace, termina no atendiendo nada y acusado de bajo nivel de ejecución presupuestaria por la Contraloría General de la República y soportando el escarnio legislativo.

Flexibilidad. Los funcionarios no son, no deben ser, burros de carretón con la mirada periférica limitada y una única tarea y dirección; deben poseer la habilidad de flexionar lo que pesa sobre el cuello, por eso está ahí y no dentro del vientre, para mirar a la derecha, a la izquierda, arriba, abajo. Lo único para lo que no debe servir esa condición humana es para cerrar los ojos, para complicarse y continuar caminando sin tropezar.

El MEP no debe esperar a que los estudiantes de la escuela X tengan un nuevo gimnasio en Cartago para dotar de drones de investigación un colegio técnico agropecuario en Upala. Tampoco debe completar toda la infraestructura nacional con estándares de país nórdico para ofrecer alguna alternativa para que población diversa encuentre razonable atención a alguna de sus dificultades peculiaridades.

La escuela es un tiempo finito, si espero los drones para aprendizajes técnicos, en el 2022 ya me habré graduado y no habré superado el pico y la pala en mi formación académica; una generación perdida de agricultores modernizados.

Si soy sexualmente diverso y soy víctima de bullying en una batearía de baños, cuando termine la adolescencia estaré traumatizado y habré perdido años de formación incómodo en un rincón por no poder ir a un pinche espacio neutro. Con mi baño neutro no se construye la nueva escuela de por allá, aunque esta sea muy importante y bien fondeada, y deba estar también en un plan progresivo para atender infraestructura mal manejada por décadas.

Juego complejo. Este debate es interminable y se reproduce con casi todo aspecto de la administración, y siempre tiene resonancia en la Asamblea Legislativa. Siempre habrá control político por esa ecuación compleja del administrador público, y está bien, siempre que sea congruente quien ejerce la tarea del control y que no pida la cabeza de un ministro por un gasto por acá para algo importante que a alguien no le parece prioritario.

Conozco, no presumo, y sé que el juego de la función pública es complejo, y a partir de ahí puedo decir que el ahora exministro Edgar Mora conoce muy bien su oficio con maestría. Puedo decir también que hay que tratar el problema de Japdeva y entonces sí priorizar entre atender una cuestión económico-social, con un buen poco de dinero, ciertamente, o aprovechar para darle duro al oficialismo que ya tiene cinco años errando y acertando en la tarea de gobernar, de priorizar.

Tomé esos dos ejemplos porque si agrego a mi reflexión la educación dual y las trasnochadas suspicacias de algunos grupos sobre este modelo, no termino nunca y antes podría enfermar.

luisdiego2708@gmail.com

El autor es exempleado público.