Foro: Ánimo, ministro

Cuántos pasan años tratando de ser considerados líderes y nunca lo consiguen. Daniel Salas lo hizo en 3 meses.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Bastó con verlo en una conferencia de prensa sin la acostumbrada energía, angustiado y con ganas de echar todo por la borda para que el país se preocupara, se sintiera pesimista y dejara de pensar que la pandemia está bajo control en este país, único en el mundo, donde creemos vivir.

La preocupación se agudizó porque ocurrió tras una semana de crecimiento de contagios y más de 85 conferencias de prensa en las cuales el líder de la batalla se mostró siempre sólido, firme y energético.

En un instante, los memes de Superman fueron sustituidos por los de un ministro de Salud cabizbajo. Afortunadamente, también en corto tiempo, surgieron los mensajes de apoyo a su gestión con el fin de animar a Daniel Salas a seguir adelante.

Así de vital es la apariencia del líder en momentos de crisis. Debe verse firme, sereno, colmado de energía, invencible, aunque la procesión vaya por dentro.

Sin máscaras. Su aspecto emocional enfrente del público no puede mostrar debilidad en ningún momento. Por eso, los líderes mundiales hablan sin mascarilla en sitios públicos, como si fueran inmunes a la enfermedad, pero por dentro están temerosos de contagiarse ellos y a sus familias. El papel es difícil de desempeñar.

Durante mucho tiempo, el ser humano ha buscado escalar posiciones en las empresas con el afán de obtener más poder, influir en las decisiones de la organización y ganar más dinero.

Muchas son las razones por las cuales un profesional asciende: capacidad técnica, inteligencia emocional, resultados, contactos personales, herencia, antigüedad o porque en el proceso de sustitución le tocaba.

Aunque al escalar aumentan los conocimientos y van capacitándose poco a poco, la mayoría llega a la cima sin una preparación integral en liderazgo.

Tal cual están diseñadas las estructuras organizacionales, el líder es la cúspide de la pirámide y su posición es única, sin pares y sobre él cae la responsabilidad total de los resultados, del crecimiento del equipo, del posicionamiento de la empresa en el mercado y la planeación del futuro de la compañía.

El líder no es el compañero para ir a almorzar ni miembro de los chats organizados por grupos de la empresa. Los temas de conversación y la camaradería no son los mismos cuando él no está. Como dicen, la verdadera fiesta empieza cuando el líder se marcha.

Soledad en la cumbre. El nivel de responsabilidad, el peso de sus decisiones, su influencia a veces en la vida personal de sus subalternos, la información confidencial a él encargada y el hecho de tener la última palabra hacen que los momentos más trascendentales de su gestión los viva en soledad.

La preocupación constante de haber tomado la decisión correcta crea una presión psicológica y emocional ausente en otros puestos de la empresa.

La capacidad de liderazgo se mide en los momentos difíciles. Debe mantener una postura que transmita al pueblo confianza, serenidad y seguridad en que la persona al frente de la situación tomará las mejores decisiones en procura del bien común.

El líder no puede mostrarse agotado ni angustiado ni desgastado. Al salir en cámaras deberá haber hecho un trabajo emocional previo y mostrar siempre la imagen correcta.

Ya vimos lo que una sola presentación causa en todo un pueblo. El ministro de Salud, Daniel Salas, es lo que Costa Rica necesitaba para empoderarse en esta situación, para poner en cintura a los rebeldes y crear una conciencia colectiva comprometida con la causa que dirige.

Nos ha convencido de cuál es el camino correcto y se ha ganado el respeto de la gente en tres meses. Cuántos pasan años tratando de lograr algo así y nunca lo consiguen.

Costa Rica está con el ministro de Salud. No debe mostrarse cansado, aunque lo esté. Ese es su papel hoy. Ya habrá tiempo, más adelante, para el descanso cuando la misión esté terminada.

urbina.marco1@gmail.com

El autor es director general de la Universidad Hispanoamericana.