Foro: Adultos mayores frente al coronavirus

La higiene personal y colectiva es la primera medida para evitar este mal a toda la población.

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Tras el surgimiento del coronavirus en el mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan en China, la diseminación de casos aumenta gradual y alarmantemente en diferentes partes del mundo.

El panorama amerita formular algunas consideraciones sobre la infección viral que tiene a la población global en vilo. La prudencia aconseja tomar medidas inmediatas y reforzar la atención de los adultos mayores.

El país debe prepararse ante la eventualidad de contagio, ya que los grandes desplazamientos de personas contribuyen a la rápida expansión del virus. La higiene personal, colectiva y en el entorno es la mejor arma.

Lamentablemente, muchas personas en el país han descuidado los hábitos de salud y urbanidad. Urge retomarlos y fortalecerlos para atacar esta y otras posibles enfermedades.

Enemigo oculto. A diferencia de los más jóvenes, la sintomatología del coronavirus en los adultos mayores es atípica: podrían no presentar fiebre ni tos persistente.

Este tipo de infecciones posiblemente desequilibren las enfermedades crónicas, entre ellas la insuficiencia cardíaca, los males respiratorios y la diabetes mellitus, pero pueden causar una enfermedad inflamatoria generalizada, muchas veces letal.

Las personas mayores podrían presentar, además, cuadros de delirio o síndrome confusional agudo, letargo, pérdida del apetito, caídas, descompensación, entre otros padecimientos.

La protección del organismo de estos ciudadanos se debilita por la disminución de células nuevas de defensa, pues la calidad de las de memoria también se reduce y se activan sistemas de ataque al propio cuerpo.

Por eso, las vacunaciones son necesarias para que haya un refrescamiento inmunológico y se traduzca en protección y defensa del organismo.

Los cambios climáticos promueven la propagación de estos cuadros infecciosos, y el fenómeno se repite en diferentes estaciones del año.

Reforzar buenos hábitos. La nueva y dura realidad frente al coronavirus y otros males obliga a extremar medidas y retomar los buenos hábitos, como el lavado riguroso de manos con agua y jabón, tantas veces como sea necesario, de 45 a 60 segundos y con buena técnica; el protocolo de estornudo y la limpieza en el domicilio y el entorno deben ser practicados continuamente.

Es recomendable reducir sustancialmente el consumo de alcohol, cesar el del tabaco y de otras sustancias, mantener una óptima higiene dental, asegurar una buena nutrición con todos los grupos de alimentos, tener una muy buena hidratación, evitar los cambios bruscos de temperatura por causa de ventanas y puertas abiertas o por el aire acondicionado, procurar no estar en aglomeraciones y no tener contacto con familiares afectados por enfermedades respiratorias, quienes representarían un riesgo de contagio para los adultos mayores.

Con ánimo positivo, debemos agradecer que en Costa Rica las autoridades de salud en años previos han realizado un gran esfuerzo para vacunar a las personas mayores, lo cual constituye una barrera de protección a favor de este creciente grupo poblacional.

No bajemos la guardia, mantengamos un estado de vigilancia, eso sí, sin alarmar ni fomentar el caos.

Y, muy valioso, estemos atentos a las nuevas precauciones y medidas divulgadas por los organismos internacionales de salud.

fernando.morales@ucr.ac.cr

El autor es médico geriatra y gerontólogo, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica.