En octubre de 1985, durante su administración como presidente de Costa Rica, don Luis Alberto Monge viajó a Israel. En esa histórica visita se inauguró el Bosque Luis Alberto Monge, con diez mil árboles en las afueras de Jerusalén. Y no era para menos. Don Luis Alberto fue siempre un gran amigo del pueblo judío y del Estado de Israel.
Fue un valiente defensor de la paz, la libertad y la justicia. Siempre estuvo orgulloso de que Costa Rica hubiera eliminado el ejército como institución permanente, “convirtiendo los cuarteles en centros culturales y las armas en herramientas de trabajo y estudio”.
En su visita al Parlamento israelí (Kneset) en 1985, don Luis Alberto dijo que “al igual que los israelíes, los costarricenses amamos y protegemos la paz como meta fundamental y nos adherimos a la libertad y la justicia como condiciones básicas para el legítimo desarrollo económico y social”.
En esa línea, le envió a los ciudadanos israelíes un sincero mensaje de shalom, “deseando que se propague en sus montañas y valles, en sus ciudades y pueblos, y que incluso sobrepase sus fronteras y llegue a sus vecinos”.
Apoyo al Estado de Israel. En 1963 don Luis Alberto fue designado primer embajador de Costa Rica en Israel. Sobre esa experiencia, dijo “haber disfrutado diariamente el fervor místico y creativo que reflejaba el reto planteado por el visionario Herzl: para todos los judíos que lo deseen, debe existir un Estado”.
Al compartir los mismos valores, afirmó que “Costa Rica siempre permanecerá al lado de Israel apoyando sus aspiraciones básicas de paz y derecho a existir como nación soberana”.
Refiriéndose a la tierra de Israel, don Luis Alberto afirmó que ahí “se formaron el carácter espiritual, religioso y político del pueblo judío” y “es a esta tierra a la que el pueblo judío regresó para restablecer su hogar, después de mudarse de nación en nación enriqueciéndolas con su valiosa contribución, pero también sufriendo el rechazo y la persecución”. Israel se ha fortalecido y desarrollado como nación, “gracias a la sangre de sus luchadores, el sudor de sus trabajadores, la audacia de sus pensadores, la inspiración de sus artistas, la fuerza creativa de sus científicos y la sabiduría de sus políticos”.
Don Luis Alberto fue una persona de altos méritos éticos. Él decía que representaba a Costa Rica, “un pequeño país en territorio, pero una gran nación considerando la calidad de su gente, cuya historia y vida democrática se inspiraron en los valores de moralidad y espiritualidad arraigados profundamente en la cultura del pueblo judío”.
Tal y como lo implora la plegaria judía por los difuntos, El Male Rajamim, que el alma de don Luis Alberto descanse en paz.
El pueblo de Costa Rica y el pueblo judío han perdido a un gran amigo.
El autor es miembro de la Comunidad Judía de Costa Rica.