El cuarto en el cual estaban era muy pequeño y la puerta estaba cerrada con llave por lo que, al iniciarse el fuego, no pudieron salir y, a pesar de sus gritos de angustia, nadie les brindó la menor ayuda.
Maltrato. Estas muertes no son un hecho aislado y, desgraciadamente, se ha repetido en muchos países, incluido el nuestro. Hace poco más de un año la Fiscalía llevó a cabo allanamientos en dos albergues de niños y ancianos y en un convento por sospechas de que, en esos lugares, en lugar de velar por la salud y el bienestar de los pacientes, estos eran, más bien, agredidos física y psicológicamente.
Los ancianos eran supuestamente cuidados en la Casa Hogar San Gabriel, en La Unión de Cartago, y los niños eran atendidos en el Hogar de la Divina Misericordia, en Alajuelita. La administración de estos albergues estaba a cargo del Convento de las Hermanas Magdala.
También está el caso del sacerdote director de los programas “El Rostro de Jesús” y “El Rostro de María”, quien pagó ¢12 millones a unos extorsionistas para evitar que divulgaran varios abusos a menores que había cometido. Asimismo hubo otro sacerdote abusador de menores que estuvo huyendo de la justicia por varios países centroamericanos y México. Luego se supo que un obispo, que había negado al OIJ que conocía su paradero, había pagado todos sus gastos mientras estuvo en México.
Irlanda. No solo los sacerdotes sino también las monjas han abusado de los niños y adolescentes como sucedió en las lavanderías de las Magdalenas en Irlanda, donde las Hermanas de la Misericordia del Señor de la Caridad y del Buen Pastor mantuvieron en esclavitud a centenares de mujeres y niñas que sufrieron humillaciones, abusos sexuales,y torturas físicas y psicológicas.
Esta situación obligó al primer ministro irlandés Enda Kenny a ofrecer disculpas en nombre del gobierno a las más de 10.000 mujeres y niñas que sufrieron durante tanto tiempo maltrato y abuso sexual.
Se debe tener mucho cuidado con todo lo que sean hogares para niños y ancianos. Que nadie que no sea un profesional serio y responsable pueda tener a su cargo el cuidado de estos pacientes que resultan atractivos para personas que bajo un manto religioso o simplemente piadoso ocultan apetitos malsanos sexuales o sentimientos agresivos y sádicos y, sobre todo, se debe tener especial cuidado si los albergues tienen nombres de vírgenes o santos, ya que esto es una forma de esconder el propósito de estas instituciones cuyo único y verdadero propósito es ganar dinero fácilmente, sin importarles el bienestar de los pacientes ya sean estos ancianos, a quienes se les debe respeto, o niños, que son la semilla que, con el tiempo, se convertirán en el frondoso árbol que es la humanidad.
El autor es periodista.