La disminución del número de nacimientos, el envejecimiento de la población y el aumento de lo que se denominan causas externas, propias de nuestras sociedades, como lo son los accidentes de tránsito, las lesiones por armas de fuego, el cáncer, entre otras, han vuelto la atención de la enfermedad muy compleja, y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no ha podido afrontar adecuadamente estos retos.
No existe una solución sencilla y la mayoría de estos problemas, por su complejidad, ameritan atención hospitalaria.
A pacientes con una fractura de cadera, con un infarto agudo del miocardio, una descompensación de una enfermedad crónica o víctimas de un accidente de tránsito no es posible atenderlos en el primer nivel (Ebáis) ni en el segundo (clínicas). Necesitan atención especializada. Y para esto se requieren camas.
En la CCSS, según sus propias estadísticas, desde 1980 ha venido disminuyendo el número de camas. En 1980, había 6.926 para una población de 2.348.000 personas, o sea, 2,94 camas por cada mil habitantes, y en el 2013, eran 5.547 camas para 4.872.000 habitantes, es decir, 1,13 por cada mil personas.
Han sido eliminadas 1.379 en este período, a pesar del aumento sostenido de la población.
Esta sería una de las explicaciones para el colapso de los servicios de emergencias en los hospitales del país, así como de las grandes listas de espera para cirugías y otros procedimientos que ameritan hospitalización.
Y no se diga que esta es la tendencia en los países desarrollados, porque en el 2011, en Francia, donde el sistema de salud es el más desarrollado del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), había 6,9 camas por cada mil habitantes; en Alemania 8,2; y en Suiza 5.
Solo en los países más pobres, el número de camas es inferior a 2 por cada mil habitantes.
Las obras de infraestructura planeadas para ser ejecutadas en el periodo 2016-2020, no paliarán ni de lejos este déficit. Habrá que seguir esperando.
Los pacientes y familiares deberán tener paciencia o pagar los servicios en hospitales privados, los que puedan…
El autor es médico infectólogo, profesor emérito catedrático Escuela de Medicina UCR.