Según el índice de desempeño ambiental (IDA) de la Universidad de Yale (EE.UU.) y la Universidad de Columbia (Canadá), del 2012 al 2014, Costa Rica ha bajado 49 posiciones: ahora ocupamos la posición 54 entre 178 países.
La razón de esta cifra es que se incluyeron en este período indicadores para la contaminación del aire, el clima y uso energético, cambio en la cobertura boscosa y el tratamiento de aguas.
El IDA comprende 9 componentes y 20 indicadores. Destacan Suiza, Luxemburgo, Australia, Singapur y la República Checa, no solo porque están en la cima, sino porque en la última década se han preocupado por ir mejorando su desempeño ambiental. Costa Rica fue el único país entre los primeros diez, que no pudo sostener la posición.
Este índice, que debe ser sopesado para la toma de decisiones con el PIB y el índice de competitividad internacional, nos vuelve a una realidad igual a la que percibió el país en los años ochentas, cuando saltó a la luz pública que éramos la nación con la mayor tasa de deforestación en el mundo. El desempeño ambiental, desde el punto de vista de la sostenibilidad, es la expresión integral de muchos factores y esto incluye las aguas continentales y marinas, aspectos que no eran medidos y evaluados, anteriormente.
Reto azul. Hay que ver este resultado como un reto que debería asumirse con la misma seriedad con la que se atacó la deforestación en su momento y como una oportunidad para mejorar en la agenda azul.
Al desmenuzar el IDA, el país sale mal en el tratamiento de agua, en clima y energía, y la pesca. En el tratamiento de aguas, estamos en el lugar 125 de 145, en América, solo encima de El Salvador, Paraguay, Guyana y Haití. Costa Rica maneja sus ríos y mares como gigantescas alfombras donde escondemos los desechos que se pueden dispersar con agua, y solo nos conformamos con esporádicas limpiezas de playas.
El costo de esta solución es muy elevado y el problema no se solucionará solo con las plantas de tratamiento que se construyen en San José. Quedamos en evidencia ante el mundo con un problema que hemos ocultado y que se suma a otros grandes problemas nacionales. Sin embargo, esto debe servir, por lo menos, para empezar a luchar y promover el cambio de la cultura nacional en este campo, fundamentalmente a través del Viceministerio de Aguas.
El componente clima y energía muestra al país en la posición 98 entre 128, donde resalta la cambiante tendencia pero en aumento con el incremento de CO2 por Kw- hora de electricidad. Este es un problema de fondo de nuestra sociedad en relación con el modelo de crecimiento actual, pero difícil de reducir dadas las pocas alternativas para nuevas fuentes de producción de electricidad y el incesante incremento de las emisiones de los vehículos.
Pesca. Costa Rica tiene la posición 19 entre 134 países, nada mal; pero, al analizar la metodología, la información proviene de la ponderación entre la pesca costera (número 29) y de los barcos que usan redes de arrastre (número 5 en el ranking), datos provenientes de la FAO.
La pesca de arrastre tuvo su apogeo por un corto periodo y, a mediados de los noventas dio muestras de sobreexplotación.
Actualmente, su operación depende ya no de la pesca de camarón sino de las ventas que hagan de las captura de peces (captura incidental); por tanto, la quinta posición no refleja el mal estado del recurso camaronero: es, más bien, un indicador que está sobreestimado y si no se hace algo pronto, en un futuro, su correcta recalificación podría bajar aún más la ubicación del país en el IDA.
En los años ochentas, la preocupación por la deforestación motivó cambios profundos en nuestra forma de ver la conservación de los recursos naturales.
Esperemos que estos nuevos resultados del índice sirvan para que el Estado, los empresarios y, además, la sociedad asuman el papel que les corresponde, el cual se ha postergado por décadas en el tema de la protección, manejo y usos de las aguas dulces y saladas de nuestro país.