Alcanzar un alto nivel de desarrollo económico no es fácil. Para ello, los países necesitan una planificación a largo plazo que debe ser respetada, para lo cual es fundamental llegar a consensos entre los diferentes agentes públicos y privados de la economía.
La planificación en nuestro país se ha caracterizado por basarse en los planes de gobierno, no en una visión a largo plazo. La carencia de gobiernos con visión del futuro refleja la incapacidad de planificar, y esto ha sido una de las principales causas de la situación actual, donde la presencia de mayores brechas en los niveles de desarrollo de la sociedad costarricense es cada vez más evidente.
Lamentablemente, este escenario ha facilitado que los últimos gobiernos se hayan dedicado a practicar el cortoplacismo, buscando resultados para ayudar más a su imagen que a establecer condiciones generadoras de desarrollo inclusivo, sostenido y sostenible.
Dos realidades. Como resultado, el país presenta dos realidades muy diferentes. Por un lado, está la Costa Rica que se desarrolla en la Gran Área Metropolitana (GAM), donde se lleva a cabo el mayor porcentaje de la actividad económica, pero donde, a su vez, en unos pocos cantones se localizan las empresas con mayores niveles de productividad y agregación de valor y, por ende, la población que cuenta con mayores niveles de ingreso per cápita.
Este resultado ha tenido un alto costo no solo social, sino también ambiental, pues esta zona presenta la mayor inseguridad ciudadana, contaminación, presión sobre los recursos naturales y una baja calidad de vida de un porcentaje importante de su población.
Por otro lado, se encuentra la Costa Rica conformada por las regiones periféricas, cuya situación socioeconómica es totalmente distinta, pues ahí se desarrolla no solo una menor cantidad de actividades económicas, sino que también estas presentan los menores niveles de productividad y valor agregado.
Como resultado de lo anterior, en la periferia, a pesar de que cuenta con gran potencial para lograr mayores niveles de desarrollo económico y liberar presión sobre los recursos a la GAM, en las últimas décadas se han situado los cantones de menor índice de desarrollo social y cuyas poblaciones se encuentran entre las más pobres, aunque no necesariamente con menor calidad de vida.
Cambio de paradigma. En vista de lo anterior, si Costa Rica pretende mejorar de manera sostenida los niveles de desarrollo económico de su población, necesita, de manera urgente, un cambio en la forma como ha venido funcionando, que los gobiernos entiendan que el desarrollo no es resultado de la improvisación. Sus acciones deben responder a una planificación a largo plazo, con una mayor articulación tanto público-pública como público-privada, así como una mayor continuidad de los planes de trabajo planteados por los diferentes gobiernos.
Por dicha, existen algunas instituciones públicas que, con el apoyo de sectores como el privado, el académico y la sociedad civil, persiguen romper con esta parálisis paradigmática mediante la formulación de políticas públicas no solo con visión prospectiva, sino también con un alto nivel de integralidad, en temas vinculantes como desarrollo rural y territorial, innovación, empleo y producción.
El autor es economista.