Quienes aseguran que Costa Rica regala el atún capturado en aguas nacionales del Pacífico a la flota cerquera internacional no se apegan a la verdad.
El Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) vendía, anteriormente, licencias a barcos atuneros de bandera extranjera por periodos de 60 días, los cuales podían llevar legalmente la pesca no descargada en Costa Rica a países como México, El Salvador, Colombia y Ecuador.
La situación cambió en el segundo semestre del 2016, cuando la Junta Directiva del Incopesca restringió, mediante una nueva normativa, la venta de licencias de pesca de atún de cerco únicamente a aquellos barcos que obligatoriamente descargaran toda su captura en Costa Rica para ser procesada en Puntarenas.
Ahora, antes de otorgar una licencia, el dueño del barco debe firmar un convenio legal con la industria costarricense en el cual se compromete a entregar todo el atún. El convenio debe ser avalado por el Incopesca y los barcos tienen la obligación de abrir permanentemente su señal satelital al centro de monitoreo de la institución, donde se verifica en tiempo real sus posiciones geográficas y las zonas de pesca autorizadas.
Tras aprobarse la nueva normativa, el número de barcos atuneros de cerco que operaban en nuestras aguas con licencia del Incopesca pasó de un promedio de 20 a únicamente 3, que son los que actualmente abastecen a la industria atunera nacional.
Estos acuerdos permitieron que la interacción de la flota palangrera con la cerquera disminuyera en más de un 80 % a la existente antes del cambio de normativa. Hoy es una de las más bajas de Latinoamérica si la comparamos con México y Ecuador, países que tienen, al igual que Costa Rica, zonas marítimas jurisdiccionales en el Pacífico.
El autor es economista, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Industria Atunera.