En el más reciente informe publicado por Reporteros sin Fronteras (RSF), Costa Rica sigue siendo el país mejor calificado en América Latina en libertad de prensa; sin embargo, perdió cuatro lugares con respecto al año anterior.
Es necesario comprender que esta baja se debió a “algunas prácticas perjudiciales para los medios de comunicación por parte de ciertos políticos en el proceso electoral y a reacciones en contra de la prensa de los afectados con el caso de corrupción llamado el 'cementazo'".
Esos hechos no deben repetirse y, por el contrario, deben tomarse acciones para revertir esa situación y continuar siendo un ejemplo. Acá no vivimos agresiones físicas, ni desaparaciones o muerte de periodistas, ni detenciones arbitrarias, ni censura, ni bloqueo de sitios en Internet, ni control absoluto de la información por parte del gobierno, ni cárcel para quienes ejercen el periodismo, ni cierre de medios, ni legislaciones de vigilancia o liberticidas, hechos que ocurren en la mayoría de las naciones.
Otras formas de persecución. Sin embargo, se debe enfrentar la hostilidad de algunos políticos en contra de la prensa que busca cuestionar su legitimidad e importancia en la democracia y el surgimiento de noticias falsas en redes que podría atentar contra el ejercicio del buen periodismo.
No debemos dormirnos en los laureles; urge fortalecer nuestras libertades por medio del impulso sostenido de una legislación en contra del uso de la publicidad estatal como premio o castigo a favor del acceso a la información pública; despenalizar los delitos contra el honor en la labor de la prensa y promover un panorama mediático donde existan diversidad y pluralidad de medios y voces.
Esta responsabilidad no debe quedar solo en manos de los estrados judiciales nacionales o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los demás poderes de la República deben asumir su papel.
LEA MÁS: Libertad de expresión y censura
Los habitantes, las organizaciones de derechos humanos o gremiales, medios de comunicación y periodistas deben comprometerse con un papel más activo en defensa de la libertad de expresión y de prensa y enfrentar juntos los peligros en contra de nuestra democracia. Debemos lograr que la Costa Rica bicentenaria mantenga su buena imagen ante el mundo.
El autor es periodista.