MANCHESTER – Este año se celebra el 15.° aniversario de los Brics, el término que acuñé para poder referirse a las principales economías emergentes: Brasil, Rusia, India y China (se agregó a Sudáfrica en el año 2010). Recientemente, mi breve paso por el Gobierno británico llegó a su fin, tras la conclusión de una revisión independiente sobre la resistencia antimicrobiana (RAM) que había estado presidiendo. Mientras reflexionaba sobre qué hacer, yo no puedo sino volver al tema del aniversario. ¿Cumplieron las expectativas las grandes y prometedoras economías emergentes?
Tal vez la forma más sencilla de responder a esta pregunta se encuentra en mi trabajo sobre la revisión de RAM, que fue impulsado por el ex primer ministro británico David Cameron en el año 2014. El 21 de setiembre logramos una gran victoria: un acuerdo de alto nivel por parte de las Naciones Unidas sobre el tema.
Después de que se alcanzó el acuerdo, un equipo de la televisión alemana que ocasionalmente había dado cobertura a mi equipo y a mi persona mientras trabajamos para difundir conocimientos relativos a la RAM me preguntó, mientras estábamos en directo, si el resultado era más importante que el concepto Brics. Sin siquiera esperar a que les responda, declararon que, obviamente, sí lo era. Y tenían razón: ninguna economía, ya sea emergente o no, puede esperar tener éxito si está plagada de una amenaza para la salud tan grave e incontrolable como lo es la RAM.
Pero hay más en esta historia: los Brics son tan importantes para abordar la RAM, como abordar la RAM lo es para los Brics. Sudáfrica, para empezar, fue un participante clave que apoyó al Reino Unido en las discusiones sobre la RAM en la reciente cumbre del G20 en Hangzhou, China, y el tema no podría haber terminado en el comunicado de la reunión sin su apoyo.
Y ese es el punto. Los Brics en la actualidad, como en el año 2001, tienen un papel vital en cuanto a abordar los desafíos internacionales más urgentes. De hecho, surgió con el acrónimo no solo porque las letras encajan entre sí, sino por el significado real de la palabra: estas economías emergentes, sostuve en mi artículo del año 2001, deben ser los bloques de construcción de los sistemas financieros y de gobernanza que recientemente fueron renovados.
Sin embargo, al acercarnos al momento en el que se celebrarán las reuniones en el otoño de este año del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los Brics siguen seriamente infrarrepresentados por estas instituciones de importancia crítica. Si esto no cambia, con las reformas que van mucho más lejos de las que se tienen hasta ahora, pronto encontraremos que “gobernanza mundial” ya no es para nada mundial.
Sin duda, los Brics últimamente han estado pasando por un momento difícil. El desempeño económico de Brasil y Rusia, en particular, ha sido muy decepcionante en lo que va de esta década, al punto que muchos ahora tienen la sensación de que estos países serían indignos del estatus que la sigla les brinda.
Pero la insinuación sobre que la importancia de los Brics es exagerada es algo simplemente ingenua. El tamaño de las cuatro economías Brics originales, tomadas en conjunto, es más o menos consistente con las proyecciones que hice hace años atrás.
Rusia y Brasil representan ahora una proporción similar del PIB mundial tal como fue el caso en el año 2001, aunque Rusia, según mi cálculo simple, puede estar actualmente fuera de las diez mayores economías del mundo. Brasil, a pesar de sus problemas considerables, está ubicado en una posición más alta en el ranquin mundial hoy en día que incluso se había previsto en aquel entonces.
La India sigue más o menos en el mismo camino que estuvo hace 15 años. Con las reformas estructurales correctas, incluso puede ser capaz de lograr un período sostenido de crecimiento económico de dos dígitos al estilo chino.
Pero el mayor éxito de los Brics sigue siendo China, que, a pesar de su reciente desaceleración, ha superado las expectativas. Si la economía crece a una tasa anual de alrededor del 6% durante el resto de la década, se cumplirá mi proyección de 20 años.
No se dice esto en el afán de disminuir los desafíos que enfrenta China. Pero si llega a manejar el más urgente entre ellos –el riesgo deflacionista– su desafío tan discutido sobre la deuda será mucho más manejable.
Afortunadamente para China, otros países quieren –o deberían querer– que tenga éxito. Después de todo, a muchos otros países les interesa que la economía china sea dinámica, especialmente para aquellos que pueden exportar bienes y servicios que un sistema más moderno, impulsado por el consumidor China necesita. De hecho, la elevación del consumidor chino bien puede ser la más importante variable económica mundial por sí sola –aun más importante que, por ejemplo, los problemas económicos que aquejan a Europa y Japón o las interrogantes acerca de que la India aguante su relevancia mundial–.
Los posibles obstáculos al crecimiento y desarrollo de los Brics son muchos, incluidos amenazas a la salud como la RAM, desafíos educativos, inadecuada representación en los órganos de gobierno mundial y una serie de problemas cíclicos a corto plazo. Los políticos de todo el mundo deben comprometerse con la eliminación de estas barreras y a permitir que los Brics alcancen, por último, su verdadero potencial.
Jim O'Neill, expresidente de Goldman Sachs Asset Management y exsecretario de Comercio del Tesoro del Reino Unido, es profesor honorario de Economía en la Universidad de Manchester, investigador visitante en el grupo de reflexión económica Bruegel y presidente de la revisión que realiza el Gobierno británico sobre la resistencia antimicrobiana. © Project Syndicate 1995–2016