Compatriotas:
Con profundo amor por Costa Rica les convocamos respetuosamente a la paz, al entendimiento y al diálogo.
Habiendo recibido el alto honor y la inmensa responsabilidad de ejercer la presidencia de la República, nos sentimos obligados a expresarles nuestra profunda preocupación por los enconados enfrentamientos que vivimos y que amenazan fracturar a la familia costarricense.
El mundo vive las graves presiones, la incertidumbre y las dificultades propias de un tiempo de profundas y rápidas transformaciones. También en nuestra patria son entendibles las angustias, las frustraciones y hasta el enojo que esas circunstancias y nuestros propios problemas producen.
Es legítima la manifestación de nuestras discrepancias. Expresarlas forma parte de la convivencia democrática y buscar resolverlas de forma oportuna y eficiente constituye una obligación del Estado y sus instituciones. Pero la confrontación irrespetuosa, los intentos por socavar la institucionalidad y la amenaza a los derechos de todos los ciudadanos no resuelve los problemas. Lejos de ello, nos dividen y nos pueden conducir al caos.
Ciertamente, es urgente encontrar solución a muchos males acumulados: la pobreza estancada, el desempleo y la informalidad crecientes, la lentitud del crecimiento económico, la angustia por el futuro que nos sobrecoge. Pero la intransigencia y el recurso a acciones que violan los derechos de los costarricenses, y especialmente de aquellas familias con mayores carencias, no es el camino para lograrlo.
El peligro de la anarquía es inmenso; acarrea pérdida y sufrimiento a todos. Sin nuestra institucionalidad democrática y los procedimientos que nos garantiza el Estado de derecho, es imposible construir las acciones y los espacios necesarios para progresar civilizadamente, como lo hemos hecho a lo largo de muchas generaciones.
Los costarricenses, desde nuestra independencia, hemos sabido resolver en armonía los enfrentamientos entre los legítimos intereses de diversos grupos que conforman la nación. Hoy debemos hacerlo de nuevo.
Pongamos todos de nuestra parte. Cese la violencia, la amenaza del uso de la fuerza, los llamados a bloquear el país. Dejemos de lado lo que nos divide y construyamos juntos soluciones concentrando los esfuerzos en los más serios problemas inmediatos.
Conciudadanos:
El bienestar de cada uno depende de las condiciones de nuestro hogar común.
Unámonos, respetémonos y cobijémonos bajo el tricolor nacional, así protegeremos nuestra paz y podremos progresar fraternal y civilizadamente. Retomemos el camino costarricense. El camino del diálogo, del entendimiento y del pluralismo con justicia social.
Óscar Arias Sánchez
Rafael Ángel Calderón Fournier
Laura Chinchilla Miranda
Abel Pacheco de la Espriella
Miguel Ángel Rodríguez Echeverría
Luis Guillermo Solís Rivera