Estimada presidenta de la República de Costa Rica, doña Laura Chinchilla
Estimado presidente de la República de Nicaragua, comandante Daniel Ortega
Desde la llegada a la presidencia del comandante Daniel Ortega tomé iniciativas en el año 2007 para el
Con la llegada a la presidencia de doña Laura Chinchilla reinicié mis iniciativas para impulsar la Cumbre mencionada, al observar que ustedes, estimados Presidentes, habían dado pasos en tal dirección.
El presidente Ortega manifestó agrado de reunirse con la presidenta Chinchilla y me dijo que a lo
Todo iba en buen ánimo y fraternidad. Pero sucedieron los hechos ya conocidos que lamentablemente han
El presidente Ortega me expresó su disposición a garantizar la no presencia militar para favorecer un clima amistoso para el diálogo, pero me señaló su honda
Ante esta preocupación legítima del presidente Ortega, le dije que yo no lo veía probable sucediera, porque sería un
También hice ver al presidente Ortega que despejar ese punto de nuestro territorio no lesiona nuestra soberanía ya que el mismo no es una instalación militar permanente y que tampoco imposibilitaba el actuar tesonero y heroico del ejército y la policía en combate permanente al narcotráfico en el país y en esa zona en particular.
Trasladé al Canciller costarricense la preocupación del presidente Ortega, y don René Castro me reiteró que no procederían a ocupar tal punto en discrepancia. Y, luego, hablé con el presidente Ortega, haciéndole ver que el canciller Castro había hecho público en CNN que era obvio que, al despejar nuestras tropas el punto mencionado, Costa Rica no lo ocuparía. También la presidenta Laura Chinchilla dijo públicamente que despejaría del sector a las autoridades armadas de su país en el mismo espíritu de Nicaragua para evitar tensiones y facilitar el diálogo.
Estimados Presidentes, esta grave tirantez podría desencadenar situaciones que solo mucho dolor y llanto acarrearán a nuestros pueblos hermanos.
Soy de la consideración que los puntos fundamentales para la Cumbre presidencial ya se han construido, aunque en un camino muy accidentado y no deseado por ustedes, pero permiten iniciar el diálogo ya, a lo inmediato, en función de la Cumbre presidencial pendiente.
Los pueblos de Costa Rica y Nicaragua debemos estar firmemente unidos exigiendo que nuestros gobernantes realicen la Cumbre bilateral, y aprueben en primera instancia que el actual diferendo limítrofe lo resuelvan los propios ticos y nicas en el marco del Tratado Caña Jerez y los Laudos correspondientes, dispensando las fallas que la OEA haya tenido en la difícil labor de facilitar el diálogo entre partes aún muy apasionadas. Y, de no ponerse de acuerdo, se apele, hasta entonces, en un ambiente amistoso, en La Haya.
En esta cumbre hay asuntos de mucha importancia para afianzar un clima de paz y hermandad, el comercio, el turismo, la seguridad nacional ante el narcotráfico y el crimen organizado, para la cooperación entre nuestras naciones y otros de las reuniones binacionales.
Presidentes, en 1891 el 15 de setiembre Rubén Darío estuvo presente en Alajuela cuando se erige la estatua al héroe costarricense y centroamericano, el humilde soldado Juan Santamaría, quien muere luchando hombro a hombro con sus hermanos nicaraguenses expulsando al invasor filibustero yanqui Walker. Entonces emocionado expresó Darío: “¡Bronce al Soldado Juan!... estos son los buenos, los grandes, los que no mueren en la memoria de las naciones”.
En 1948 durante la revolución que sienta las bases de la Costa Rica en paz y democracia del presente, decenas de nicaraguenses lucharon en los bandos que se enfrentaron, cayendo contingentes de humildes nicaraguenses en la batalla, entre ellos el general Enrique Tijerino Somarriba quien luchó al lado del general Augusto César Sandino ante la intervención norteamericana. También don José Figueres Ferrer testimonia el apoyo de los nicaraguenses con la causa del pueblo costarricense, el de sus compañeros el profesor Edelberto Torres y el doctor Rosendo Arguello. Escribe don Pepe “'la inestimable ayuda de ustedes que ha constituido la desconocida base de mi victoria' las armas que usted y Chendo me consiguieron son las que me sostienen en el poder...”.
Y, en 1978, don José Figueres nos proporciona el primer lote de armas importante con que cuenta en su historia el FSLN, que empuñan nuestros héroes como nuestro entrañable hermano menor Camilo Ortega, quien muere en combate en la insurrección de Monimbó.
Y, más adelante, todo el pueblo de Costa Rica da su apoyo a nuestro pueblo con columnas guerrilleras de patriotas costarricenses, hombres y mujeres, que se nos suman para botar a Somoza. Recordemos con respeto al presidente de Costa Rica don Rodrigo Carazo, quien nos brinda apoyo vital para poder introducir de Cuba revolucionaria las armas que el presidente Fidel Castro nos dona para asegurar la ofensiva insurreccional que pone fin al somocismo.
Estimados Presidentes, ante el ejemplo de la vibrante historia de nuestros pueblos hermanos, les solicito respetuosamente que decidan reunirse en la Cumbre de Presidentes ya acordada para negociar y firmar acuerdos, asegurando un clima de paz, fervor religioso y alegría navideña a nuestros dos pueblos que lo demandan y desean.
Fraternalmente,