En el marco del mes del adulto mayor me parece conveniente recordar la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, que se puso en marcha en el año 2005, y que se conoce como “Ciudades amigables con las personas adultas mayores”.
Se trata de una metodología inclusiva para las personas adultas mayores en cuanto a accesibilidad, seguridad y participación ciudadana, servicios de salud, servicios sociales, transporte, respeto, inclusión social, vivienda, espacios recreativos, comunicación e información en beneficio de este grupo poblacional.
En una primera etapa fueron incluidas 33 ciudades alrededor del mundo. En Costa Rica, con la participación activa del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología como centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud, se escogió el distrito de Hatillo como la población objeto de esta iniciativa.
En el 2006 se efectúo todo el estudio con éxito y buenos resultados. El programa ha tenido tal impacto en el ámbito mundial que ya 60 países están participando en 1.500 ciudades de las diferentes plataformas continentales.
En nuestro país, desde entonces, se han ido incluyendo gradualmente más de 10 localidades, así como clínicas y hospitales, para que sean amigables con la persona adulta mayor, tales como las clínicas de Santo Domingo de Heredia y de San Rafael de Puntarenas, y el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología. Desde luego, se debe considerar la extensión de esta propuesta de trabajo a todas las clínicas y hospitales del país, con el afán de que incorporen proyectos relacionados con el buen trato, el respeto y, sobre todo, la eliminación de las barreras arquitectónicas.
Muchos logros. Además, se ha podido incluir a las 53 comunidades que forman parte de la red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de la Persona Adulta Mayor, programa diseñado, implementado y ejecutado por el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam).
Esta inclusión ha tenido muchos logros en cuanto a mejoras habitacionales, rampas, baños, dormitorios accesibles, y, sobre todo, se ha alcanzado la integración de las personas adultas mayores a su entorno. Adicionalmente la Junta de Pensiones del Magisterio (Jupema) ha estado replicando estos programas en todo el país.
En el campo de la accesibilidad, existe una brecha importante en las mejoras por hacer en la gran cantidad de edificios públicos y edificios habitacionales verticales, con diseños inapropiados para personas mayores, ya que, cuando se construyeron, se suponía que serían habitados por personas jóvenes, sin tomar en cuenta que muchas de ellas iban a envejecer en el mismo edificio, por lo que, con el transcurrir del tiempo, se han vuelto inapropiados y peligrosos. Obviamente, se requiere una pronta corrección para adecuar con seguridad y accesibilidad todas estas edificaciones tanto públicas como privadas.
Cambio de actitud. No hay duda de que este concepto de amigabilidad lleva implícito un cambio de actitud de parte de toda la ciudadanía, con el fin de darles a los adultos mayores el lugar que merecen, pues todos pasaremos a formar parte de la experiencia del ciclo de vida que nos llevará, en algún momento, a engrosar el grupo de adultos mayores.
Es conveniente que las autoridades actuales y futuras coordinen con todas las instituciones que ofrecen los grandes servicios, tales como el Instituto Costarricense Electricidad, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, y las municipalidades de todo el país, entre otras, para tomar acciones coherentes y bien dirigidas, a fin de enfrentar esta realidad a corto plazo y, así, evitar la desorganización de obras comunales que llevan al traste con lo que se persigue: una óptima accesibilidad con calidad de vida en el entorno domiciliar y público.
Programas novedosos. Es imprescindible que se instauren programas novedosos para un mundo que se está envejeciendo aceleradamente, los cuales se están implementando con gran éxito en diferentes ciudades del mundo.
A todo este concepto habría que agregarle el conocimiento, la experiencia y sabiduría acumulados de todas las personas que, con una vida productiva vivida a plenitud, nos podrían beneficiar, y la sociedad podría utilizarlos y tomar mayor ventaja para superar todos los escollos y dar como sociedad ese salto cualitativo y cuantitativo que tanto requiere nuestro país, especialmente en momentos tan difíciles como los que vivimos en la actualidad.
Por eso, insto a seguir edificando, con entusiasmo, ciudades amigables, que son imprescindibles a corto y medio plazo.
Fernando Morales Martínez, médico geriatra y gerontólogo, es director general del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología.