El gobierno se empeñó en mantener al viceministro de Hacienda Fernando Rodríguez a la cabeza de las negociaciones del plan fiscal enviado a la Asamblea Legislativa hace dos semanas. Los cuestionamientos suscitados por la participación del funcionario en el caso del cemento chino son serios, al punto de causar, ayer, su renuncia, pero el gobierno lo sostuvo hasta el último minuto.
Cuatro partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa se habían negado a reconocerlo como contraparte en las negociaciones y el allanamiento de su despacho y vivienda añadieron a la creciente tensión por su permanencia en el gabinete. Sin embargo, la presidencia rehusaba ceder. La insistencia es inquietante.
Rodríguez empleó la ahora célebre frase “Big Chief” para referirse al presidente, Luis Guillermo Solís, en un intercambio de mensajes con el director de Aduanas Benito Coghi. Juan Carlos Bolaños, importador de cemento chino, no había logrado internar un cargamento en el país y, según los mensajes del viceministro, el mandatario esperaba que se aclarara la situación. Para acortar la espera del “Big Chief”, Rodríguez pidió a Coghi un “esfuerzo”.
El funcionario de Aduanas reveló la existencia de los mensajes ante la comisión investigadora del Congreso y relató una reunión en el despacho del diputado Víctor Hugo Morales Zapata, adonde fue invitado por Rodríguez para discutir el caso del cemento chino y buscarle una solución.
Morales Zapata —quien se describía como “hermano” del presidente y luego fue señalado como embajador de Juan Carlos Bolaños por Mariano Figueres, una de las personas más cercanas al mandatario— también fue blanco de allanamientos el miércoles. Rodríguez lo responsabiliza de las gestiones aludidas en sus mensajes a Coghi. Según el viceministro, Morales hizo insistentes peticiones en nombre de la Casa Presidencial. Rodríguez lamentó no haber corroborado con el mandatario su respaldo a esas peticiones.
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“Ese fue mi error”, dijo el viceministro para exonerar al presidente. Al mismo tiempo, Zapote se declaró satisfecho con las explicaciones de Rodríguez y lo mantuvo en funciones pese a las protestas de la oposición. Morales Zapata niega haberle hecho entender al viceministro que hablaba en nombre de Solís, pero el favor de la Casa Presidencial está claramente del lado de Rodríguez.
Si se le cree a Zapote, el diputado actuó por su cuenta, como embajador de Bolaños y fingiendo una representación del presidente que jamás le fue concedida. El viceministro, por su parte, actuó ingenuamente, creyéndole a un legislador cuya cercanía al mandatario nadie cuestionaba. Es difícil creerlo con tanta celeridad como a Zapote le gustaría.
Pero si Rodríguez dice la verdad, también había motivos para alejarlo del gobierno. Los mensajes a Coghi para encontrar solución a la importación de cemento son el meollo del caso, sin importar si fueron enviados creyendo que el diputado actuaba en nombre del mandatario. El viceministro no debió enviar esos mensajes. Ese fue su error, no la falta de verificación del supuesto interés del presidente.
Según el gobierno, la permanencia de Rodríguez en el cargo se debió, hasta ayer, a su conocimiento técnico de la reforma fiscal. Esa justificación también despierta dudas. Poco ha hecho la administración por complacer las peticiones de los partidos opositores para atraer su apoyo a la reforma. La permanencia de Rodríguez, por el contrario, los alejaba más.