Editorial: Proyecciones de la pandemia

Urge atender los llamados de demógrafos y salubristas para aceptar el reto de impedir la materialización de sus proyecciones

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La tasa de contagio (R) de la covid-19 llegó a 1,36 el 28 de julio. Cada infectado transmite el virus a ese número de personas, con lo cual aumenta el alcance de la pandemia. Si R fuera menor a 1, más bien experimentaríamos una reducción paulatina de los contagios. Pero la realidad es la señalada por los investigadores del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica (CCP-UCR) y confirmada por los informes de las autoridades de Salud.

Si la tasa se mantiene estable, podría haber hasta 2.700 casos diarios a finales de agosto, y si alcanza los niveles de inicios del mes, cuando nuestro indicador era el segundo más alto del continente (1,97), podríamos llegar a 5.000 infectados al día, dice Luis Rosero Bixby, fundador del CCP. En cualquiera de esos casos, la capacidad de los hospitales se vería rebasada.

El CCP no hace predicciones, sino proyecciones a partir de datos del presente. Su propósito no es alarmar, sino proveer información para la toma de decisiones inteligentes. Los investigadores, como cualquier otra persona en su lugar, preferirían que sus proyecciones no se cumplieran. Las calculan y publican precisamente para motivar la adopción de políticas públicas capaces de alterar la tendencia.

Los investigadores del CCP asumieron la ingrata tarea de despertar al país del letargo inducido por la sensación de seguridad y excepcionalidad creada por los resultados de la primera ola. Rosero fue el primero en explicar al país la tasa R en un artículo publicado en estas páginas. A partir de sus observaciones, también fue el primero en recomendar el uso generalizado de mascarillas.

Cuando alcanzamos la tasa de contagio más alta del continente, con la excepción de Paraguay, la noticia emanó del CCP y en algunos sectores fue recibida con escepticismo. Nadie salió a refutar los fundamentos científicos del cálculo, pero tampoco era fácil renunciar a la comodidad de sentirnos invulnerables. Los investigadores sufrieron ataques ad hominem y afloraron argumentos casi místicos.

En la sección de comentarios, bajo la noticia de nuestra altísima tasa de contagio, una mujer rechazó las conclusiones de los demógrafos por “ilógicas”. Lo “lógico” era que la pandemia se comportara según las ilusiones, no las realidades. Era “ilógico” pensar que en un abrir y cerrar de ojos pasaríamos de centenares de casos a 16.000.

Quizá en algunos sectores todavía haya ánimo de argumentar contra la ciencia, pero es mejor dejarnos orientar por ella, tanto en política pública como en la conducta individual, so pena de que las proyecciones (o temores) del CCP se cumplan o sean sobrepasadas. Esa última posibilidad es contemplada en el más reciente informe de los investigadores. Aparte de las proyecciones citadas, el documento advierte de una “alarmante tendencia al alza” de la tasa R en días recientes.

La tasa de contagio es volátil y puede cambiar sustancialmente en pocos días. No representa la realidad del momento, dado el periodo de incubación del virus. El dato del 28 de julio más bien refleja la situación del día 22 y una de las debilidades señaladas por el CCP es la falta de pruebas para combatir el mal con más precisión.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda alcanzar la proporción de diez negativos por cada positivo. En caso contrario, es preciso aumentar el número de pruebas, pero, desde mayo, Costa Rica tiene tres resultados negativos por cada positivo. La cantidad de infectados desbordó la capacidad de testeo y esa es razón de más para atender los llamados de demógrafos y salubristas si aceptamos el reto de impedir la materialización de sus proyecciones.