Editorial: Programa macroeconómico 2019-2020

Desafortunadamente, el crecimiento proyectado de alrededor del 3 % no permitirá reducir el desempleo ni los índices de pobreza. Es necesario tener presente que las medidas de ajuste adoptadas, si bien van en el sentido correcto, no son suficientes para solucionar el problema fiscal

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El Banco Central de Costa Rica presentó a la opinión pública el Programa Macroeconómico 2019-2020 donde expone los lineamientos de política monetaria necesarios para alcanzar su meta de inflación, en este caso establecida, de nuevo, en el rango del 2 % al 4 %. El programa se funda en una serie de estimaciones del entorno, lo cual exige considerar el posible desempeño de la economía internacional y cuáles podrían ser los denominados “macroprecios”, como el del petróleo y la tasa de interés Libor. También debe considerar la coyuntura doméstica, donde sobresale el manejo fiscal.

Con el uso de modelos analíticos propios de su especialidad, el Banco concluye que este año la economía experimentará un crecimiento real (es decir, eliminando el efecto de la inflación) del 3,2 %, lo cual supera un tanto el del 2018, afectado por eventos adversos como la prolongada huelga del sector público. Para el 2020 estima un crecimiento económico cercano al 3 %.

Según los cálculos, la inflación permanecería en el rango meta y las relaciones comerciales con el resto del mundo permitirán al país contar con una cómoda cantidad de reservas monetarias internacionales, situadas entre un 12 % y un 14 % del producto interno bruto (PIB).

Desafortunadamente, el crecimiento proyectado de alrededor del 3 % no permitirá reducir el desempleo ni los índices de pobreza.

La parte más novedosa del Programa Macroeconómico 2019-2020 es la relacionada con los supuestos de la proyección fiscal, que en la actualidad constituye el talón de Aquiles de la economía costarricense. El Banco supone una reducción del déficit “por el efecto de medidas contenidas en la Ley 9635”, de fortalecimiento de las finanzas públicas, y porque “el Gobierno podrá colocar bonos de deuda en los mercados internacionales, en el bienio 2019-2020, hasta por $1.500 millones cada año”. En este último aspecto el Central se separa de la tradición, consistente en no considerar acciones de naturaleza legal pendientes de aprobación por la Asamblea Legislativa.

Como las medidas de reforma fiscal tienen un efecto diluido en el tiempo, el endeudamiento del gobierno mantendrá una tendencia creciente en el mediano plazo, lo cual elevará la carga de intereses más allá del alto nivel de la actualidad. En este punto, el endeudamiento externo cobraría una importancia capital, pues permitiría colocar bonos de Hacienda a plazos relativamente largos, lo cual contribuiría a mejorar el flujo de caja. Las colocaciones se harían a tasas inferiores a las exigidas, probablemente, por el mercado doméstico.

Es necesario tener presente que las medidas de ajuste hasta ahora adoptadas, si bien van en el sentido correcto, no son suficientes para solucionar el problema fiscal. Todavía falta mucho por hacer y no bastan las medidas de naturaleza administrativa. Las reformas clave (por ejemplo, en empleo público) deben quedar contenidas en leyes para asegurar su puesta en práctica, y los efectos correctivos de esas leyes deben ser inmediatos.

Luego de aprobado el plan fiscal, tres calificadoras de riesgo soberano (Moody´s, S&P y Fitch) rebajaron las calificaciones de Costa Rica, precisamente por la incertidumbre sobre las demás medidas de ajuste, que enfrentarán oposición de grupos de interés. Si esa oposición se impone, el déficit y el endeudamiento del gobierno continuarían creciendo en el futuro previsible.

Es indispensable que la administración Alvarado mantenga el programa de ajuste y que la Asamblea Legislativa apruebe las reformas necesarias. También urge adoptar eficaces medidas para la pronta reactivación de la economía, no solo con el objeto de disminuir el endeudamiento público (razón deuda/PIB) sino para reducir el desempleo y la pobreza. Avanzada esa tarea, la Asamblea Legislativa debe autorizar el endeudamiento en el exterior, en la forma anunciada e incorporada por el Banco Central al Programa Monetario 2019-2020.

No sería conveniente autorizar ese endeudamiento sin condicionarlo a la adopción de las medidas de ajuste pendientes. Eso podría equivaler a trasladar el problema fiscal para más adelante o, como se dice popularmente, a patear el tarro.