Editorial: Pequeños pero alentadores signos de recuperación

Las perspectivas económicas mejoraron gracias a la reforma fiscal. La colocación de la emisión de eurobonos por $1.500 millones en el mercado internacional es señal del avance.

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El Banco Central de Costa Rica (BCCR) percibe signos de recuperación. El índice mensual de actividad económica (IMAE) venía desacelerándose desde mayo del 2018, pero cambió de sentido hace un par de meses. Aunque es muy poca la información disponible para dar por hecho un punto de inflexión y predecir un aumento del crecimiento de la economía en el futuro, la noticia es bienvenida porque el desempleo y la pobreza están situados en niveles muy altos y porque un bajo crecimiento exacerba los problemas del déficit fiscal y el endeudamiento público. También por cuanto las buenas noticias generan confianza y el país está muy necesitado de ella.

Al analizar los diferentes componentes del IMAE, se observa un lento crecimiento de la actividad interna. El impulso al alza se debe en mucho a la producción de las empresas que trabajan y exportan desde las zonas francas. Mientras las actividades del denominado “régimen definitivo” crecieron un 0,8 % de setiembre del año pasado a setiembre del actual, las ubicadas en zonas francas lo hicieron a una velocidad del 12 %.

El presidente del BCCR, Rodrigo Cubero, resaltó que la baja en las tasas de interés en colones promovió un ligero aumento del crédito y eso explica, en parte, el repunte de la actividad interna, lo cual, sin embargo, es insuficiente para bajar la tasa de desempleo, que se mantuvo en un 11,4 % durante el tercer trimestre del año.

La actividad empresarial en las zonas francas es estratégica, en particular por la remuneración a los muchos trabajadores calificados. El crecimiento se ha sostenido a pesar de la incertidumbre en el entorno internacional, producto del conflicto comercial de los Estados Unidos con China, los vaivenes en el Reino Unido por el proceso de salida de la Unión Europea y otros factores. La operación de este sector en el marco de un trato tributario especial no debe ser considerada un sacrificio de ingresos fiscales, puesto que si no existieran las ventajas es probable que algunas multinacionales habrían escogido otro país para establecerse.

El desempeño de las actividades económicas dedicadas al mercado local y las que exportan sin estar en el régimen de zonas francas, como agricultura, comercio, construcción y manufactura, debe ser objeto de análisis cuidadoso por parte de las autoridades, pues estas contribuyen fuertemente a la generación de empleo, al alivio de la pobreza y a la recaudación fiscal. Su desempeño es muy sensible a la confianza generada por la política económica y al poder de compra del mercado doméstico. En uno y otro caso, lo que haga y lo que no haga el gobierno las afecta.

Las perspectivas económicas del país han mejorado desde la aprobación de la reforma fiscal. El hecho de que el Ministerio de Hacienda haya logrado colocar en el mercado internacional la emisión de eurobonos por $1.500 millones es señal del avance. Quizá, hasta la designación del economista Rodrigo Chaves Robles ministro de Hacienda, luego de la desafortunada renuncia de Rocío Aguilar, haya contribuido al resultado.

Pero los nublados no se han despejado del todo. Todavía quedan nubarrones, como la reticencia de los magistrados a aceptar un incremento en las contribuciones solidarias aplicadas a las cuantiosas pensiones pagadas por el régimen que los cobija. También, preocupan las demandas de recursos y su uso por las universidades estatales, al supuesto amparo de la autonomía, y las de algunas municipalidades cuyos jerarcas las consideran islas exentas de las pautas fiscales de cumplimiento general.

Una golondrina no hace verano. Tampoco dos o tres meses de cambio de tendencia en el IMAE son señal de una definitiva recuperación de la economía para retomar la tasa histórica de crecimiento. Pero lo sucedido no deja de constituir un buen y esperanzador signo.