Editorial: Nueva tragicomedia burocrática

En las bodegas de la CNE, hay 38 lanchas idóneas para evacuación y salvamento. Ahí estaban cuando el huracán Otto azotó el país y ahí seguían cuando nos golpeó la tormenta Nate. El equipo, valorado en ¢100 millones, no fue utilizado por falta de matrícula y certificados exigidos a todas las embarcaciones por el MOPT.

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Cuando en julio inundaciones castigaban, una vez más, a Matina, Limón, el nuevo presidente de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) hizo un descubrimiento asombroso: en las bodegas hay 38 lanchas idóneas para conducir operaciones de evacuación y salvamento. Ahí estaban cuando el huracán Otto azotó el país y ahí seguían cuando nos golpeó la tormenta Nate.

El equipo, valorado en ¢100 millones, no fue utilizado por falta de matrícula y certificados exigidos a todas las embarcaciones por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), pero la verdad es bastante más compleja y reveladora de los desaciertos de nuestra anquilosada burocracia.

La CNE considera innecesario el trámite de permisos porque se trata de lanchas diseñadas para atender inundaciones. De las 38 embarcaciones, 25 carecen de quilla y sería temerario utilizarlas en ríos y mares. La lógica del argumento es sólida, pero no explica el largo almacenamiento de las 13 embarcaciones con quilla ni por qué, en seis años, nadie intentó hacer que el MOPT entrara en razón.

Pero la burocracia conoce bien a la burocracia y quizá había razones para pensar que el Ministerio mantendría la exigencia. En ese caso, es difícil comprender —vista la importancia del equipo— el motivo para abstenerse de iniciar los trámites. Los ciudadanos estamos acostumbrados a cumplir exigencias irracionales para lograr una respuesta favorable. A pocos se les ocurre alegar la falta de necesidad de una copia más o la evidente impertinencia de determinado documento. Es más expedito sacar la copia o entregar el papel innecesario. ¿Por qué no lo hace la CNE, sobre todo, cuando tiene el privilegio de trabajar “por dentro” y puede alegar magníficas razones de utilidad pública?

La desidia de la institución llamada a atender emergencias con prontitud y eficacia se magnifica al considerar la respuesta, sorprendentemente racional, del MOPT. El Ministerio justifica la necesidad de los permisos porque fueron establecidos para garantizar el cumplimiento de las normas de seguridad en todas las embarcaciones, pero, ¡bueno!, en caso de una emergencia la CNE puede utilizar las lanchas sin permiso ni matrícula por razones de fuerza mayor.

Para rematar, el MOPT lamenta la inexistencia de sanciones contra la navegación sin los certificados respectivos. En otras palabras, la CNE no necesitaba los documentos para atender a los damnificados de Otto, Nate y otras inundaciones y ni siquiera había necesidad de alegar fuerza mayor porque, aun a falta de esa circunstancia, que es casi un presupuesto de intervención de la CNE, no habría sanción posible.

En el caso hay mucho de comedia burocrática, pero el recuerdo de Otto y Nate, para no mencionar otros fenómenos, borra toda sonrisa. No hace mucho, el área de Desarrollo Local de la Contraloría General de la República publicó un informe sobre los comités municipales de emergencias (CME) encargados de dar respuesta inmediata a los desastres en Turrialba, Matina, Parrita, Upala, Sarapiquí y Nicoya.

Entre varias fallas, la Contraloría señaló falta de control sobre el uso y resguardo de los bienes almacenados para atender emergencias. El caso de las lanchas confirma el alcance del problema. Los seis años de permanencia en bodegas causaron deterioro de algunas de ellas y la CNE está contemplando la adquisición de más equipos en el presupuesto del año entrante. Ojalá para entonces la institución esté dispuesta a tramitar los permisos o a utilizar las embarcaciones sin ellos.