Las rebajas en las tasas de interés alegran a los deudores, pero no siempre son bien recibidas por los acreedores. El Gobierno de Costa Rica es un deudor neto y, por tanto, las reducciones en las tasas recién aprobadas por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) constituyen una buena noticia porque influyen en otras, como la líbor y la prime.
La Fed tiene un mandato doble: mantener la estabilidad de precios y asegurar que la economía estadounidense no decaiga por falta de crédito. Es este segundo motivo, teniendo en cuenta que la baja en el costo del crédito estimula la inversión, el que llevó al FOMC a reducir en tres ocasiones las tasas de los fondos federales este año. Esa es la tasa nominal aplicada por los bancos depositarios para prestar a otros, de la noche a la mañana, con base en los excesos de encaje que mantengan en la Fed.
La rebaja aprobada el miércoles pasado es de un cuarto de punto porcentual (0,25 %) y eso sitúa las tasas de fondos federales en un rango que va del 1,50 % al 1,75 %. Se trata de un nivel muy bajo, que hasta podía llevar a tasas reales negativas si la inflación se situara en un nivel superior al 1,75 %. En consecuencia, el margen de acción de la Fed por esa vía es poco y, en el futuro, los estímulos más bien podrían darse mediante reformas estructurales y de política fiscal, no de política monetaria.
En ese contexto, Costa Rica ya comenzó el proceso de colocación de $1.500 millones en bonos del Gobierno en el mercado internacional, para lo cual contrató los servicios especializados de los bancos Citigroup y HSBC. Sin embargo, en el ínterin se dio la renuncia de Rocío Aguilar, quien, como ministra de Hacienda, lideró la adopción de medidas de ajuste fiscal, tanto por el lado de los ingresos como del control del crecimiento del gasto público. Eso podría constituir una mala noticia para los potenciales inversionistas internacionales, como han manifestado voceros de agencias internacionales de calificación de riesgo.
El ministro de Hacienda a.i., Rodolfo Cubero, asegura que el gobierno mantiene en operación todos los procesos de saneamiento de las finanzas públicas. Sin embargo, el presidente, Carlos Alvarado, manifestó públicamente su escepticismo frente a las calificadoras cuando Moody’s divulgó su preocupación por la suficiencia patrimonial de los bancos del Estado participantes en el plan de salvamento de personas altamente endeudadas.
Las calificadoras no están para servir a los emisores de deuda. Son asesoras de los inversionistas, actuales y potenciales, y les informan sobre la calidad de los títulos ofrecidos en el mercado. Si bien no siempre aciertan, su opinión especializada es valorada por los inversionistas, y los emisores no deben cuestionar sus calificaciones sin suficiente justificación técnica. En cuanto a Costa Rica, el comentario del presidente Alvarado podría afectar la colocación de los $1.500 millones si los potenciales negociantes se abstienen de comprar o demandan una tasa de interés superior.
En materia económica, es necesaria mucha coordinación y coherencia entre lo que dicen y hacen los miembros del equipo de gobierno, especialmente los de mayor rango. En tanto se note un resquebrajamiento de la unidad del discurso y la acción, el sector empresarial optará por detener sus planes de expansión en espera de un futuro más claro. De igual forma actúan los inversionistas internacionales, quienes confían en el consejo experto y neutro de las calificadoras de riesgo soberano, como Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s.