Editorial

Editorial: La diputada y el policía

El oficial que detuvo el auto de la diputada Azofeifa demostró confianza en el imperio de la ley y las normas de la convivencia democrática. La legisladora hizo exactamente lo contrario.

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En muchos países, especialmente los del vecindario, el oficial de tránsito habría retrocedido de inmediato para deshacerse en disculpas. En el nuestro no, y eso es motivo de orgullo. Menos edificante fue la conducta de la diputada Marolin Azofeifa cuando pretendió librarse de una multa en razón de su cargo.








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