Editorial

Editorial: La Corte no debe olvidarse del país

Al margen de las interpretaciones legales, su negativa a acatar la reforma fiscal es censurable. Ha quedado de manifiesto que, por desgracia, sus prioridades financieras están trastrocadas.

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Puede haber distintos argumentos legales sobre las obligaciones que impone la reforma fiscal al Poder Judicial, pero lo que no admite discusión es que, al negarse a cumplir la contención establecida en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas con respecto a los pluses y las anualidades, la Corte Plena ha hecho dos graves confesiones. La primera, que no tiene real voluntad de ahorro y, menos aún, de sacrificio coyuntural; la segunda, resultado de la anterior, que insiste en mantener un régimen privilegiado de remuneraciones, aunque ello agrave nuestra severa crisis fiscal. Es como si tuviera un carácter extraterritorial y se financiara con recursos propios, no de los contribuyentes. Ante esta actitud, se justifican plenamente las reacciones en contra de tal decisión surgidas en la Asamblea Legislativa y el Ejecutivo.








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