Editorial: Deficiencias en la lectoescritura

El nuevo programa impide reprobar a un niño en el curso de Español de primer grado. En segundo, los maestros optan por la adecuación curricular.

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La más reciente edición del programa para la enseñanza del Español en las escuelas públicas coincide con un marcado aumento de las adecuaciones curriculares en el área de lectoescritura, justamente en segundo grado. En la Dirección de Desarrollo Curricular del Ministerio de Educación Pública (MEP) hay resistencia a reconocer un nexo de causalidad entre la renovación del programa y las adecuaciones, pero la coincidencia no deja de ser interesante y despierta sospechas entre experimentados educadores.

El nuevo programa impide reprobar a un niño en el curso de Español de primer grado. Ninguno repite y tampoco hay pruebas para calificar los conocimientos adquiridos. Sin saber leer y escribir, el niño llega a segundo grado ayuno de habilidades básicas para cursarlo con éxito. Entonces, los maestros optan por la adecuación curricular, originalmente diseñada para casos de déficit de atención, indisciplina grave, problemas en el hogar y dificultades emocionales.

La adecuación curricular relaja las exigencias, incrementa el apoyo al estudiante y lo evalúa con más flexibilidad. La diferenciación no necesariamente cierra la distancia con los demás alumnos, pero sí incrementa la demanda de servicios de profesores de Enseñanza Especial, necesarios para atender a aquellos con verdaderas limitaciones.

Si se le achaca el fenómeno a la falta de esfuerzo de los maestros, se perdería de vista la incomprensible influencia negativa de los padres de familia. En nuestra reciente información al respecto, una veterana maestra relata el caso de una madre cuya interpretación del nuevo programa es que a los niños no se les puede enseñar a escribir en primer grado. Sobre esa base, reclamó a la educadora de su hijo la pretensión de hacerle escribir la fecha.

Hacer la relación entre la aprobación automática del primer año y el aumento de las adecuaciones “es riesgoso”, dicen los encargados del programa de estudios en el MEP; no obstante, admiten, sin siquiera hacer pausa, la inexistencia de investigaciones para dilucidar las razones del fenómeno.

La explicación es desconcertante. Las solicitudes de adecuación proliferan en el segundo grado, un estadio vital para cimentar habilidades requeridas en años siguientes, y el MEP no ha intentado identificar los motivos. En cambio, señala el “peligro” de la hipótesis del nexo entre las adecuaciones y las variaciones del programa, aunque estas últimas se relacionan directamente con las carencias de los alumnos promovidos al segundo grado. En eso no hay hipótesis: por el contrario, hay una decisión explícita de no reprobar a los estudiantes en el curso de Español de primer grado.

Según el MEP, el proceso de adquisición de habilidades en el área de la lectoescritura se completan en segundo grado. Si la nivelación de las diferencias está prevista para ese momento del proceso educativo, no es por la oportunidad de hacer una adecuación curricular, y si esos ajustes se hacen indispensables, algo falla en el planteamiento.

Precisamente, los investigadores responsables del VII Informe Estado de la Educación recomiendan al MEP hacer evaluaciones sistemáticas del nuevo programa de estudio para conocer su impacto en el desarrollo de las habilidades de los estudiantes. Por lo pronto, el Ministerio tampoco puede asegurar la correcta aplicación del programa de estudios.

Las habilidades de lectoescritura son indispensables para el desarrollo educativo y también de la inteligencia. Las debilidades formativas en las etapas iniciales tienden a perpetuarse y a limitar la adquisición de conocimientos en el futuro. La corrección de los problemas detectados es urgente o, cuando menos, es impostergable despejar las dudas.