Editorial

Editorial: Crisis y contagio turcos

Mientras Turquía ha manejado muy mal sus desajustes actuales, otros países han sido cuidadosos. El riesgo de que su colapso financiero afecte a otros mercados emergentes existe, pero no es inevitable.

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La crisis financiera en que se ha precipitado Turquía, arrastrada por una estrepitosa pérdida en el valor de su moneda, la lira, ha causado enorme preocupación alrededor del mundo. Razones sobran. Están de por medio, al menos, dos elementos esenciales. Uno es el relativo bienestar y la estabilidad de una de las economías más grandes del Cercano Oriente y de un país clave para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la gran alianza defensiva occidental. El otro es la posibilidad de que sus profundos desajustes generen un “efecto contagio” con graves repercusiones en varios e importantes países emergentes muy endeudados en dólares y euros. Si esta situación se extendiera, podría llegar incluso a Costa Rica.








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