Editorial: Colocación de eurobonos

La colocación de deuda pública en el mercado internacional, más grande, líquido y sujeto a menos limitantes, contribuye a reducir la presión de los compromisos estatales sobre el mercado financiero local. La medida recién aprobada por la Asamblea Legislativa tiene efectos positivos a corto plazo, pero también negativos. El objetivo nacional es minimizar estos últimos.

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Entre las funciones clave del Ministerio de Hacienda, está el manejo ordenado del endeudamiento del Gobierno Central. La misión es evitar la concentración de vencimientos y reducir el costo de la deuda en el tiempo. La solicitud de permiso de la administración a la Asamblea Legislativa para colocar en el exterior títulos de deuda pública (bonos) denominados en dólares, por $6.000 millones distribuidos en un lapso de seis años, recibió aprobación parcial, porque el Congreso la limitó a $1,500 millones.

La colocación de deuda pública en el mercado internacional, más grande, líquido y sujeto a menos limitantes que el nacional, ciertamente ayuda a obtener mejores condiciones en tasa de interés y plazo. Una negociación ventajosa contribuye indirectamente a reducir la presión de las deudas del Estado sobre el mercado financiero local, lo cual favorece también al sector privado, usuario de crédito.

El Ministerio de Hacienda argumenta que una aprobación en los términos originales, por $6.000 millones, habría sido mejor, porque, entre otras cosas, le habría evitado incurrir en el costo de solicitar otras autorizaciones en el futuro. Pero la mayoría de los diputados consideraron que la autorización parcial condiciona las futuras emisiones a que el gobierno haga la tarea esperada de él. En especial, que lleve a buen puerto la reforma fiscal prometida. Los legisladores entienden las autorizaciones periódicas como un premio a la buena labor, no como un regalo.

Más allá de las razones de la decisión legislativa, algunas implicaciones del endeudamiento merecen comentario. Por un lado, constituye una aceptación de que el mercado financiero doméstico se ve afectado por factores que, innecesariamente, encarecen el crédito, como los altos encajes y la normativa de peaje bancario. Esos factores deben ser revisados. También revela que Hacienda no hizo bien su tarea en el pasado, pues concentró muchos vencimientos en las llamadas vendimias, corriendo el riesgo de no obtener refinanciamiento para las colocaciones vencidas o verse obligada a hacerlo a altas tasas de interés. Esto último habría elevado el déficit financiero del Estado y también habría afectado —por la aplicación de la regla de valorar las inversiones al precio de mercado— las carteras de inversión que tengan entre sus componentes bonos del Gobierno de Costa Rica, como los fondos de pensiones.

Por otro lado, la colocación de deuda denominada en moneda extranjera, como los $1.500 millones en eurobonos, contribuye a alimentar el mercado cambiario con más dólares, lo cual hace que el precio de la divisa baje en relación con el colón. La apreciación de nuestra moneda perjudica al sector exportador, en particular, al generador de mayor valor agregado nacional. También afecta a las empresas que sirven al mercado doméstico en competencia con las extranjeras, en disonancia con el programa de reactivación económica que el gobierno y los sectores académico y empresarial consideran necesario ejecutar cuanto antes.

La medida recién aprobada por la Asamblea Legislativa tiene efectos positivos a corto plazo, pero también negativos. El objetivo nacional es minimizar estos últimos y, para lograrlo, el gobierno debe hacer su mejor esfuerzo y llevar a buen puerto la reforma fiscal cuyos resultados, en muchos casos, están por verse y requieren disciplina y empeño para concretarse. La aprobación en segundo debate de la ley que permite al Ministerio de Hacienda colocar deuda en mercados externos por hasta $1,500 millones es una muestra de confianza en que el gobierno hará bien la tarea pendiente. Y eso es lo que de él espera la ciudadanía.