El 29 de enero del 2020 utilicé el disponible de un club con Viajes Colón para comprar una pantalla de televisión en la tienda Elemento, una de las alternativas ofrecidas por la empresa.
Un año y dos meses después no me la han entregado, y cuando llamo para preguntar aducen que está en camino, que no la han recibido. No me dan la opción de cambiarla por otro artículo ni me devuelven el dinero.
Ana Victoria Chacón Monge, Cartago
Ladrones de cable
Las autoridades deben estar alerta, pues los daños y las consecuencias económicas del robo de cable siempre las sufrirá el pueblo. No solo cable hurtan, también las tapas de las alcantarillas y los hidrómetros y medidores de electricidad.
Vilma Masís Acosta, San Francisco de Heredia
Casona descuidada
Me generó profunda tristeza visitar la casona de Santa Rosa por la oportunidad perdida de hacer historia de manera clara y educativa.
El lugar tiene una muy buena infraestructura en lo que concierne a la entrada y el respeto de las normas anticovid, pero se limitaron al protocolo. Los afiches educativos son viejos, están mal organizados y repiten artículos de la época, por lo cual se pierden en descripciones inútiles.
No hay absolutamente nada más allá de los muros ni lo que podría esperarse de un lugar tan significativo para la historia del país. Sería suficiente involucrar a estudiantes que estén haciendo el trabajo comunal universitario o a voluntarios, con el propósito de reconstruir algunos muebles o pedir otros a los museos de la GAM.
Ojalá abrieran una tienda para comprar recuerdos y libros, todo lo cual tendría una dimensión diferente. En su estado actual constituye una visita perdida.
Filippo Ferlini, San José
Uso de ascensores
En el Ebáis que nos corresponde a los residentes en San Pedro de Montes de Oca, cerca del hospital Calderón Guardia, vacunan a los adultos mayores en un segundo piso, lo que los obliga tanto a ellos como a sus acompañantes a utilizar el ascensor.
En ese instante se mezclan burbujas y no se guarda ninguna distancia, pues las personas son guiadas a subir en grupo. Es una lástima que la buena atención se vea afectada por ese descuido. Mantener las burbujas al subir o vacunar en la planta baja son buenas alternativas.
Isabel Fargas Ayora, San Pedro
La suerte
¿Será mejor dar saltos de un metro de altura diez veces consecutivas que saltar diez metros de altura una única vez?
La actitud del temerario sería elegir lo extremo; por eso, iría por lo segundo. Por su parte, la razón pondría en perspectiva los daños colaterales: las rodillas sufrirán menos saltando un metro cada diez veces. Pero, ¡cuidado!
La inconsciencia del temerario se funda, ingenuamente, en la rara certeza (corolario de la ley de Murphy) de que la mala suerte es siempre una contingencia inevitable: lo que va a pasar, tiene que pasar. Razonan así: si se construye un edificio en una playa en donde, según la evidencia histórica está expuesta a desastres por tsunamis, el deber es tener presente las posibles consecuencias. ¡Nada más!
El pasado no necesariamente desnuda el porvenir, pero, como dicen en mi barrio, si quiere ver reír a Dios, cuéntele sus planes.
Cuentan que el rey del Ponto, Mitrídates, obsesionado con la idea de que iba a ser envenenado, comenzó a tomar pequeñas dosis diarias de veneno, procurando desarrollar inmunidad. Sin embargo, al ser derrotado por Pompeyo, quiso huir de la humillación e ingirió una dosis mayor del veneno, pero alcanzó el objetivo inicial: obtuvo la anhelada inmunidad y no murió.
La leyenda cuenta que Pompeyo tomó por el cuello a Mitrídates, desenfundó su espada y, de esta manera, la buena suerte y la mala suerte del rey del Ponto se fundieron en una sola: muerte. ¿Moraleja?
Francisco Barrientos Barrientos, Coronado