Editorial: El tiempo se acaba

Con la iniciativa inaugurada hoy por nacion.com, nos unimos a los esfuerzos de otros medios de comunicación en el mundo para aumentar el conocimiento y llamar a la acción contra la crisis climática.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En 1990, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas, un esfuerzo conjunto de miles de científicos de 195 países, emitió un primer informe sobre el tema. La ciencia no había desarrollado el conocimiento necesario para predecir la celeridad del deterioro en los 30 años siguientes.

A inicios de la última década del siglo XX, el panel esperaba un calentamiento pausado, incapaz de desestabilizar las capas de hielo de la Antártida y elevar el nivel del mar, o de derretir la superficie congelada (permafrost) liberando toneladas de metano atrapado bajo el hielo a lo largo de siglos.

En el marco de esa relativa calma, la industria petrolera y los escépticos de todo tipo conseguían sembrar duda sobre la existencia u origen del problema y su gravedad. La ciencia despejó las dudas y hasta las grandes empresas petroleras se han visto obligadas a aceptar la realidad.

En su informe del año pasado, el Panel Intergubernamental abandonó toda parsimonia para sonar la alarma. Mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados es prácticamente imposible. Si logramos reducir drásticamente las emisiones, difícilmente detendríamos la liberación del metano acumulado bajo el permafrost, cuya desestabilización ya comenzó.

Las consecuencias económicas, sanitarias, migratorias, sociales y ambientales de superar el calentamiento de 1,5 grados se pronostican catastróficas y, según los científicos, solo un drástico cambio de curso puede evitar un aumento mucho mayor. Hoy, el escepticismo es minoritario y nadie argumenta con seriedad contra las conclusiones de la ciencia.

Ver más

El conocimiento acumulado en las últimas décadas apunta, con toda claridad, al rápido desarrollo de una amenaza existencial para la humanidad. Las oportunidades de enfrentarla se reducen con la misma celeridad. Ya estamos en condiciones de entenderlo y de lamentar la subestimación científica del problema en la última década del siglo pasado.

Por fortuna, el escepticismo perdió terreno. No podría ser de otra manera si ya experimentamos en carne propia lo que hace pocos años eran predicciones para un futuro en apariencia distante. Grandes pioneros de la ciencia climática admiten estar sorprendidos al ver la concreción de sus modelos teóricos en el curso de su propia existencia, cuando inicialmente creyeron que los efectos estaban reservados para futuras generaciones. Para ellas, las consecuencias empeorarán, pero la crisis climática está presente y todos podemos constatarlo.

De la negación a la incredulidad y de ahí al conocimiento establecido hay un largo camino, ya recorrido. Ahora falta transitar la ruta entre el conocimiento y la acción. No hay mucho tiempo y todos los actores sociales deben poner de su parte, entre ellos los medios de comunicación. Por eso La Nación decidió lanzar un proyecto sobre la crisis climática en su edición electrónica.

Habrá, en nacion.com, un espacio para la información y el pensamiento sobre la crisis climática y temas relacionados. En el sitio, inaugurado hoy, reuniremos todo lo publicado sobre el tema en el periódico, así como artículos exclusivos, blogs de expertos y documentos. El propósito es acumular en un solo punto los recursos necesarios para aumentar la conciencia y el conocimiento, con la intención de incitar a la acción.

Con esta iniciativa nos unimos a los esfuerzos de otros medios de comunicación en el mundo, como el inglés The Guardian y la estadounidense CNN, entre muchos. La crisis climática es el problema de nuestra época y el reto más grande de la especie. El tiempo se acaba.