Columnistas

Una travesía llamada amor

Lo más trágico que le puede pasar a un ser humano no es que nadie lo ame, sino descubrirse a sí mismo incapaz de amar.

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¡Ah, mi viejo amor, el amor! No es una construcción cultural. Es un hecho antropológico, esto es, forma parte de la definición misma del ser humano. Desear, enamoriscarse, copular, son cosas que nada o poco tienen que ver con el amor. Cuando Breton cierra su libro L’amour fou con la frase: “Deseo que seas locamente amada”, ignora la esencia del verdadero amor, que consiste, antes bien, en la capacidad de amar locamente. Dación más que apropiación: tal es el amor. Al “te quiero” (posesivo) debemos sustituir el “te amo” (dativo).








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