Una figura para las próximas elecciones

El PLN tiene un compañero con mentalidad política.

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Liberación Nacional es un partido político que tiene muchos años de estar viviendo del recuerdo, demasiados años de estar muriendo. Debe haber sido muy fuerte para que tantos hayan hecho tanto por acabar con él sin haberlo logrado. Pero está muriendo. El partido socialdemócrata teórico es una agrupación política de propuesta permanente de cambio y de permanente protesta por todo lo malo que en una democracia sucede. Esto lo cumplió Liberación Nacional a cabalidad durante los primeros 30 años de su existencia. Se consolidó la democracia y se aceptó que hacer las cosas bien era la mejor de las buenas costumbres políticas del gobierno.

Luego, desaparecidos los líderes históricos fundacionales, sus herederos se dedicaron a vivir de los recuerdos. Demasiados años de estar muriendo. A trancas y barrancas, hemos sobrevivido a las últimas tres elecciones, pero el liderazgo político desapareció. La elección no inviste de liderazgo. El líder es o no es, independientemente de haber sido elegido a una magistratura mayor.

Líder es aquel ciudadano que se impone como jefe a un sector nacional de importancia y se le sigue como orientador. Si en una elección nacional el pueblo logra elegir a un verdadero líder, esa elección confirma el liderazgo.

En los últimos comicios, ha sucedido lo contrario. Hemos elegido presidentes de la República a dos distinguidos ciudadanos que no tenían liderazgo político, circunstancia que se da cuando la democracia viene a menos, consecuencia del rumbo perdido por los partidos políticos. Varios años tenemos de caminar bajo el peso de una tristeza política.

Motivo de alegría. Pero cuando de repente los partidos políticos levantan la cabeza, cuando se encuentran otra vez y concurren a una elección con líderes políticos de verdad, es jornada de alegría porque permite a la democracia presentar su más hermoso rostro político. El pueblo, entonces, hasta llora de satisfacción plena.

El partido Liberación Nacional renovó sus cargos internos con dos caras nuevas en su dirección superior: Guillermo Constenla, como presidente, y Gustavo Viales, joven diputado, como secretario. El cargo de secretario, en los partidos socialistas, está reservado, tradicionalmente, a su más distinguido dirigente político, o sea, a su líder, y en la presidencia se nombra a la más representativa figura histórica.

Esta tradición continúa en Europa, pero en Costa Rica cambió a partir de Rolando Araya, quien le dio categoría política al presidente y rebajó al secretario a simple administrativo.

No es época de volver a la organización anterior. Un partido político como Liberación Nacional puede funcionar bien con la estructura actual. Lo importante es que su presidente asuma su responsabilidad histórica y pueda devolver al partido la voz que ha perdido.

Reconocimiento. Me duele que se haya prescindido de Fernando Zamora. Es un profesional en derecho, de prestigio, con amplios conocimientos en ciencias políticas, como lo ha demostrado en sus frecuentes comentarios en la prensa y en los libros publicados.

Como a toda persona que interviene en política, se le pueden imputar defectos, en este caso, aparecer un tanto inclinado hacia la democracia cristiana, que no es un defecto en sí, desde luego. Dadas las circunstancias de la política de nuestro país, es un defecto menor que pasa inadvertido.

Conozco muy bien a Guillermo Constenla desde hace muchos años. Es persona trabajadora y de carácter fuerte. Sabe marchar hacia adelante. Para la segunda campaña de Luis Alberto Monge, y después del triunfo, se comenzó a organizar el gabinete y las embajadas, pero a Constenla nada se le ofreció. Extrañado, le pregunté a Luis Alberto y me contestó que había sido una falla, pero que estaba libre la embajada en Brasil y que se la ofreciera.

Hablé con Guillermo y le di el mensaje, pero lo rechazó. “Mirá –me dijo– yo no estoy aquí cazando puestos públicos; si se me ofrece un cargo político, tal vez lo aceptaría, pero uno que no es político, quizá por agradecimiento, no es lo mío, no me interesa”.

Entonces, me enteré de que había un compañero con mentalidad política entre nosotros. Después fue diputado, ministro de Obras Públicas y presidente del Instituto Nacional de Seguros. Cargo este último que se le ofreció por su fama de buen administrador.

Pareciera que en el Partido Liberación Nacional está naciendo un nuevo líder. Estoy seguro de que a partir de ahora el PLN no será más una organización política silenciosa. Comencemos a pensar en Constenla para las próximas elecciones.

El autor es abogado.