Columnistas

Un hombre decente

Un paciente cuya edad ya alcanza la friolera de 104 años hace algo extraordinario.

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Cuentan que en los comienzos de la Segunda Guerra Mundial, mientras el primer ministro británico Winston Churchill ingresaba a la Cámara de los Comunes, un soldado apostado en las puertas del edificio le dijo: “Qué bien se vive, si no se flaquea”. Churchill tomó aquello como la consigna del Reino Unido para los difíciles tiempos que el país vivía.








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