La imagen de Santa en su trineo realizando sus labores de reparto durante la Nochebuena, así como la dificultad de explicar cómo puede realizar su labor global en una noche, tendrán sus días contados gracias a los avances de la tecnología.
Como muchos otros inventos, que originalmente fueron destinados para un uso bélico, los aviones no tripulados, mejor conocidos como “drones”, han iniciado su tránsito a múltiples usos en la vida civil, lo cual cambiará significativamente nuestra forma de vida, una de ellas la logística.
Esta es la nueva visión de Jeff Bezos, pionero y fundador de Amazon, quien hace pocos días en el programa 60 minutos (CBS en Estados Unidos) le anunciaba al mundo su intención de realizar entregas a domicilio mediante este tipo de transporte robótico.
Según Bezos, en cuestión de dos años comenzarán dentro de los Estados Unidos con entregas a corta distancia de paquetes de hasta kilo y medio de peso. Esto, claro está, sujeto a la aprobación de la Administración Federal de Aviación, que deberá solventar los temas de seguridad y regulación del nuevo canal de tránsito.
Gracias a los avances tecnológicos, mi generación disfruta hoy lo que hace pocos años rayaba en un mundo de ciencia ficción. Ejemplos cotidianos son la telefonía móvil y las capacidades de la videoconferencia, además sin costo e incluso en pequeños aparatos móviles, y qué decir de los beneficios de la “nube”.
Es quizás por eso que me maravillo ante las posibilidades infinitas de esta nueva tecnología, que hasta hace poco y como analista internacional asocié casi exclusivamente a la capacidad militar.
En Costa Rica, y gracias a la NASA, estos aparatos nos están ayudando a sobrevolar y vigilar el cráter del volcán Turrialba, evitando que científicos y colaboradores corran peligro. En otros países están siendo utilizados para la vigilancia y prevención de grafiteros en el metro y los trenes (Alemania), para la toma de fotografías en movimiento en el interior de la Sagrada Familia (España), y para prevenir la caza furtiva y el tráfico de animales (Sudáfrica)
No dudo de que el mundo rápidamente adoptará y encontrará mayores beneficios para este novedoso producto del ingenio humano, y de que, una vez más, los cuerpos legislativos de los distintos países deberán adaptarse al progreso y promulgar normas que regulen la nueva realidad.
Como madre y abuela recordaré las imágenes de Santa en su trineo frente a la llegada de nuevas facilidades brindadas por la tecnología. Eso sí, redimensionando consejos como el de “¡no les abran la puerta a extraños!”, antes para personas, ahora también para drones.