Muertes y personas hospitalizadas en Estados Unidos alertan sobre los peligros del vapeo o uso de cigarrillos electrónicos, costumbre incrementada exponencialmente en la población joven de ese país y cuyos otros riesgos son desconocidos incluso para los expertos.
En un periodo muy corto, se ha expandido entre los muchachos, al punto que un estudio de noviembre del 2018 indicaba que, un 21 % de los estudiantes de secundaria reconoció haber vapeado en el mes previo. Estados Unidos logró reducir a la mitad el consumo de tabaco, pero ahora afronta el reto de una nueva generación habitúandose a la nicotina. La situación es tan grave que Michael Bloomberg, antiguo alcalde de Nueva York y filántropo, ofreció $160 millones para ayudar a sensibilizar al público sobre las enfermedades asociadas al vapeo.
La publicidad engañosa, la promoción entre las poblaciones jóvenes, la falta de estudios clínicos y las omisiones del ente encargado de control (la FDA, por sus siglas en inglés), más el hecho de que los cartuchos se producen con atractivos sabores, indujo a los jóvenes a su consumo, ignorando los riesgos que estaban asumiendo.
Si bien en Costa Rica la práctica no se ha extendido aún, y el Ministerio de Salud ha sido categórico en cuanto al cumplimiento de las prohibiciones de la Ley general de control del tabaco y sus efectos nocivos en la salud, a modo de prevención, como madre y abuela, considero relevante compartir las conclusiones de Michael Blaha, director de investigaciones del Centro para la Prevención de Enfermedades Cardíacas de la Universidad John Hopkins.
Si bien el vapeo es menos nocivo que el cigarrillo tradicional, se desconocen los componentes y la toxicidad de los ingredientes. El vapeador contiene nicotina, ingrediente que causa adicción, modifica la presión arterial y eleva el ritmo cardíaco.
La adicción a la nicotina debido al vapeo y al fumado de cigarrillos tradicionales es similar, empero, cuando se vapea, puede aumentar la aspiración por el incremento de la carga. El vapeo no es la mejor herramienta para dejar de fumar, confirman la FDA y el IAFA, en Costa Rica. No se recomienda como sustituto, información relevante que deben considerar quienes desean dejar el cigarrillo tradicional.
La autora es politóloga.