En ocho meses, fallecieron dos menores de cinco años producto de la negligencia atribuida al Patronato Nacional de la Infancia (PANI). La supuesta responsable fue despedida, la jerarca renunció y los progenitores enfrentan procesos judiciales. Respuestas tardías e inaceptables para dos niños que podrían estar vivos.
Un país que no protege a sus niños y jóvenes compromete su futuro. Tenemos un grave problema entre manos, que se acelera a pasos agigantados. De no actuar, se multiplicará por la transmisión de patrones de progenitores a hijos. ¡Urge actuar, y ya!
Los datos son escalofriantes. Según Olga Arguedas, directora del Hospital Nacional de Niños, reciben diariamente cinco víctimas de violencia, es decir, en los últimos diez años se duplicó la cantidad de casos. Para los indicadores de la Organización Mundial de Salud, Costa Rica vive una pandemia.
Los casos por negligencia son los más recurrentes, entre los cuales sobresalen accidentes de tránsito, falta de dispositivos de seguridad, intoxicaciones y quemaduras. Les siguen la violencia psicológica —más difícil de detectar—, el abuso sexual y las agresiones físicas. Las dolorosas muertes son la punta de un iceberg de violencia que sufren nuestros menores.
“El PANI necesita cambiar, el PANI no puede seguir como está, el PANI no puede dar las respuestas que da”, declaró la presidenta del PANI a los medios cuando presentó la renuncia. Una se pregunta cómo se le permitió permanecer en el cargo a una persona que piensa así, no actuó y se siente satisfecha de su paso en la institución. No es falta de recursos, escudo usual de jerarcas comodidosos. Según la contralora, Marta Acosta, el nivel de cumplimiento del PANI pasó de un 58 % en el 2015 a un 28 % en el 2018. Se les han inyectado ¢2.900 millones a ONG y solo han aumentado 93 cupos.
Esperamos que las muertes y los niveles de violencia descritos, que confirman múltiples fuentes (INEC, Observatorio de Violencia del Ministerio de Justicia e Informes del Estado de la Niñez y Adolescencia), ricos en datos y recomendaciones, sirvan para diseñar el perfil de quien sea elegido jerarca del PANI. En sus manos estará la protección de nuestros menores.
nmarin@alvarezymarin.com
La autora es politóloga.
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