El 19 de diciembre el presidente de los Estados Unidos anunció, en un tuit (a su mejor estilo), la decisión de retirar sus tropas de Irak y Siria en un plazo no mayor a 30 días. La justificó en su discurso del Estado de la Unión al declarar que “virtualmente todos los territorios en Irak y Siria habían sido liberados”.
El cambio de política es controversial, no solo por el medio de comunicación empleado, sino también por la falta de consulta a los 79 restantes países miembros de la coalición para combatir las fuerzas del Estado Islámico, creada en el 2014, así como al general a cargo, Joseph Votel.
El anuncio causó las renuncias del secretario de Defensa James Mattis y de Brett McGurk, enviado especial del Departamento de Estado ante la coalición de lucha contra el Estado Islámico, no solo por tratarse de un cambio radical de la política hacia la región, sino también por el potencial daño a las relaciones con los países aliados y los grupos de lucha locales.
La noticia tampoco fue bien recibida por el Senado, de mayoría republicana, que en una votación de 77 a 23 mandó un claro mensaje de rechazo a lo anunciado, lo que no le importó al presidente Trump, pues continuará el retiro señalado.
De esta acción surgen múltiples incógnitas que hacen cuestionarse la sapiencia del retiro; además, queda en juego la credibilidad y la seguridad de los miembros de la coalición que permanecerán en la región, así como de los combatientes kurdos y árabes locales que fueron estratégicos en la recuperación de territorios. ¿Significa el fortalecimiento de la influencia rusa e iraní o una oportunidad de mayor represión del régimen de Bashar al Asad?
Por otra parte, si bien el Estado Islámico se encuentra diezmado y su presencia territorial en ambos países es mínima, aún existen células latentes y los expertos advierten de que, de no contarse con una fuerza de contención, podría recomponerse en un plazo de entre 6 y 12 meses, por su capacidad de reclutamiento en el exterior.
En Siria, se calculan 400.000 personas fallecidas, 6 millones desplazadas y 5,5 millones que huyeron al exterior. Toda decisión se esperaría fuera tomada de forma reflexiva y amparada al consejo del equipo a cargo. Esta acción valida la preocupación por los efectos humanitarios, políticos y geopolíticos.
La autora es politóloga.