Concluye hoy la jornada electoral celebrada en los 28 países de la Unión Europea para la integración del Parlamento Europeo. La preocupación en la mente de los demócratas del mundo es, ¿cuál será la cuota de participación que obtendrán diversas fuerzas, especialmente, la extrema derecha, y qué efecto tendrá en el futuro de la Unión Europea, sus instituciones y su moneda?
Un discurso que ha explotado el descontento y desconfianza, el temor a las consecuencias de la globalización, la crisis de los migrantes, el temor a la dilución de la identidad nacional y la percepción de una baja eficacia de las autoridades comunitarias ha desembocado en el fortalecimiento de fuerzas extremistas que anticipa y preocupa si toman el poder en alrededor de un tercio del Parlamento Europeo.
La BBC publicó proyecciones de respaldo de grupos nacionalistas en diferentes países y los números son realmente preocupantes. En España, Francia, Alemania, Países Bajos y República Checa, cuentan entre un 10 % y un 15 %; en Suecia, Finlandia, Estonia e Italia, por encima del 17%; en Austria, un 26 %; y en Suiza, un 29 %. En Hungría, dos partidos superan el 60 %.
El extremismo ha sufrido enormes traspiés, pero su efecto se desconoce. La participación del Reino Unido, pese a no haber brexit, no es bien recibida. El Brexit Party enfrenta cargos por financiamiento ilegal, y en Austria, el Ibizagate causó la ruptura con el partido gobernante y la convocatoria anticipada de elecciones.
En la línea democrática y europeísta, la otrora invencible dupla franco-germana de Macron y Merkel se encuentra debilitada; el primero, con niveles de desconfianza del 40 % y la segunda lucha por su supervivencia al 2021. El presupuesto de 23.000 millones de euros para refugiados en el 2018 la golpea directamente.
Lo más preocupante es una encuesta hecha por Sigma Dos para El Mundo. A la pregunta “a veces es más deseable un gobierno no democrático que uno democrático” los totalmente de acuerdo y algo de acuerdo resultaron en España en un 19 %; en Austria, un 21 %; en Italia, un 23 %; en Alemania, un 25 %; en Francia, un 32 %; y en Polonia, un 34%.
Es muy triste ver la pérdida de la memoria histórica y el olvido de que el discurso intransigente, la xenofobia y el nacionalismo heredaron tanto horror y muerte en la primera mitad del siglo XX. ¡Demócratas, despertemos!
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La autora es politóloga.