El Consejo Superior de Educación (CSE) retomó en el 2010 la conceptuación del Colegio Nacional Virtual aprobado por el órgano en el 2001, una extraordinaria y pionera idea fallida por la lentitud (19 años), incompetencia en la ejecución y la falta de supervisión.
Paradoja de paradojas: es en marzo de este año, en el contexto del cierre de escuelas y colegios, cuando el CSE anuncia el fin del Colegio Virtual Marco Tulio Salazar, basado en un estudio elaborado cinco años antes, ¿por qué no se solventaron las carencias y se actúo en los cinco años anteriores?
Con 79 sedes y miles de estudiantes a cargo, el colegio virtual nunca lo fue, pues la combinación presencial y educación a distancia no se concretó, y se convirtió, según mi criterio, en opciones nocturnas más caras para el MEP, cuyo atractivo es empezar a las 5 p. m. y no a las 4 p. m., horario más compatible con el trabajo.
Oportunidad perdida. Además de ser una opción de baja calidad, como lo muestra el 25 % de deserción anual y el pobre 50 % de aprobación, muy por debajo de la media, se perdió el espíritu nacional no geográfico y una alternativa para jóvenes de entre 15 y 18 años. ¿Falta de voluntad o algo más? ¿Se hará un estudio para sentar responsabilidades?
Si la idea se hubiera ejecutado seria y profesionalmente en el 2001, imaginemos la cantidad de personal docente y graduados en educación a distancia con los que contaríamos, así como con capacitadores experimentados para apoyar al personal docente en tiempos de pandemia.
El cierre del Colegio Marco Tulio Salazar no debe ser el fin de un centro educativo virtual (sincrónico y asincrónico), modalidad cada vez más necesaria para el futuro, la que, manejada seria, profesionalmente y con su verdadero propósito, podría transformarse en una poderosa herramienta para atacar las crecientes desigualdades que la covid-19 evidenció.
Una idea simple es aliarse con la UNED, líder regional en educación a distancia, que cuenta con el Colegio Nacional de Educación a Distancia, programa accesible solo para mayores de 18 años, con excelentes materiales, docentes, tutoriales y herramientas adecuadas para el aprendizaje en línea. Se trata de retomar esta excelente idea con los expertos.
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La autora es politóloga.