La tentación de hacer listas en la transición entre años y, todavía más, décadas, es irresistible. Sucumbí a ella y opté por una lista corta de cuatro elementos en esta última columna del 2019. Aquí va:
1. Aceptemos que la realidad —mundial, nacional o personal— es multidimensional y, por esto, compleja. Rechacemos las explicaciones simplistas, que pretenden reducirla a una o poquísimas variables: desde atribuir al hiperconsumo la razón única del cambio climático o culpar a la “pérdida de valores” de las conductas humanas que rechazamos. Optemos por un camino más trabajoso, pero también productivo: conectar los puntos entre diversos factores que, en conjunto, generan mejores explicaciones. No la “pegaremos” siempre, pero fallaremos menos y aprenderemos más.
2. Seamos cuidadosos con las predicciones. Algunas tienen fuerza irrebatible; entre ellas, la agravación del cambio climático, salvo un golpe de timón global que no se ha producido; la aceleración tecnológica y su desafío a la capacidad humana para encauzarla; y el envejecimiento de nuestra población, con sus variadas implicaciones. Pero cuando se trate de la economía, la estabilidad social, la dinámica geopolítica o los resultados electorales a plazo largo o medio, seamos muy prudentes. Una cosa es identificar tendencias de hoy; otra, extrapolar desde ellas consecuencias inevitables mañana.
3. Evitemos los sesgos de nuestro pensamiento que más puedan entorpecer nuestra percepción. Dos son particularmente graves en esta época de “redes sociales” demenciadas o manipuladas: el sesgo de confirmación, que consiste en favorecer la información que coincide con nuestras convicciones y rechazar aquella que las pone en duda; el de conformidad, que nos lleva a aceptar lo que “mandan” nuestros grupos de pertenencia o referencia, aunque la evidencia a mano diga otra cosa. Propongo una sana crítica hacia “nosotros” y una razonable tolerancia hacia los “otros”.
4. Y, si algún atajo cognitivo sí me atrevería a recomendar, es el sesgo hacia el centro: dudar de los extremos, buscar lo que nos acerque y rechazar lo que intente separarnos, en particular los fanatismos. El centrismo no siempre funciona y puede atarnos a un statu quo paralizante. Pero, como norma general, ayuda. Feliz 2020.
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El autor es periodista y analista.