La Asamblea Legislativa ha entrado en una zona de turbulencia. Su origen es predecible –la elección del Directorio–, pero su resultado no: cómo quedará compuesto, sobre todo, quién ocupará la presidencia. Por ahora, los candidatos son Carlos Ricardo Benavides y Erwen Masís, jefes de fracción del PLN y el PUSC, respectivamente. No me lo han pedido, pero me atrevo a darles un consejo, extensivo a sus fracciones: actúen con realismo, principios y visión.
La base del realismo es aceptar la aritmética y darse cuenta de que el triunfo solo será posible sumando votos ajenos: 12 para Benavides y 20 para Masís. Por esto, deben negociar, ya sea entre ellos, con el PAC o (muy cuidadosamente) con los restauradores y fabricistas porque “raspar la olla” de las microfracciones no será suficiente.
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¿Y qué están dispuestos a entregar a cambio de apoyo? Esto nos lleva a los principios. Lo peor que podría hacer cualquiera de ellos es caer prisionero de las agendas y los intereses de los ultraconservadores. Por ahora, Masís parece ir por esa línea. El miércoles, Jonathan Prendas, estandarte de Fabricio, anunció que le darán apoyo, por presunta identidad con sus propuestas de “reactivación económica” y “vida y familia”, lo que, en su lenguaje, equivale a la manipulación dogmática de valores íntimos.
Para Benavides y el PLN, lo más afín a sus principios sería buscar –o aceptar– los votos del PAC y sumarles los pocos adicionales que serían necesarios. Pero algunos diputados liberacionistas lo ven con malos ojos.
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Si hacemos a un lado intrigas personales (que abundan entre ellos), quizá la renuencia surge del temor a ser percibidos como aliados del partido de gobierno, a pesar de que, para bien, ha existido gran convergencia entre las principales fracciones en torno a proyectos clave y faltan otros: regulación de huelgas, empleo público e ingreso a la OCDE. ¿Por qué no aceptarlo y potenciarlo con madurez e inteligencia?
Ningún partido quiere ni debe perder identidad; sin embargo, mejor ser visto como responsable y fiel a principios esenciales, que como pusilánime y oportunista. Es asunto de visión, pero también de realismo. Porque los electores –municipales o nacionales— prefieren claridad y resultados, no poses. Que lo diga Álvarez Desanti.
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El autor es periodista.