Radar: La pandemia, una montaña rusa

La mejor imagen de la crisis es una montaña rusa sin rumbo claro y llena de incertidumbre.

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“Bailar” con la pandemia, para adaptarnos a sus formas, ritmos y movimientos, y de vez en cuando pegarle un martillazo a su curva de contagios, para evitar que el bolerito pirateao se vuelva una polca jadeante, no es una “nueva normalidad”. Es una forma (poco clara, por cierto) de comunicar cómo abordar un proceso que, por impredecible, difícilmente podemos encerrar en parámetros rígidos. Su nuevo “punto de equilibrio”, desgraciadamente, tardará mucho en llegar. Por esto, la nueva normalidad es la falta de normalidad. La mejor imagen es de una montaña rusa sin rumbo claro y llena de incertidumbre.

Y nos dicen quienes más saben (pienso en Lawrence Freedman y su tratado Strategy) que, cuando el fin no se puede precisar, la mejor estrategia es centrarnos en fortalecer nuestros recursos y mantener abiertas las opciones ante un amplio rango de contingencias y riesgos.

Lo que sí tenemos claro es qué ha funcionado hasta ahora, tanto en la dimensión sanitaria como socioeconómica, que es cada vez más desafiante. Y sobre esas bases fácticas y conceptuales debemos articular los arsenales de respuesta.

Sabemos que la democracia funciona, que las buenas instituciones funcionan, que la cohesión social funciona, que la inversión en seguridad humana funciona. Y también funcionan la evidencia empírica y el conocimiento experto como guías, el uso justo y eficaz de los recursos escasos, el capital sociopolítico acumulado, la responsabilidad económica y la transparencia y mesura en los abordajes y decisiones. Además, sabemos que no funcionan el oportunismo populista, la rigidez ideológica o el mesianismo.

Sobre esto nos acaban de alertar decenas de instituciones y centenares de personalidades (varios premios nobel y exjefes de Gobierno y Estado incluidos), en un lúcido documento divulgado ayer por IDEA Internacional, centro democrático global que dirige desde Estocolmo el exvicepresidente Kevin Casas.

En Costa Rica lo sabemos; también lo hemos visto en acción. No debemos cansarnos de recordarlo y fortalecerlo siempre, pero sobre todo ahora, cuando el carro de la covid-19 avanza hacia nuevos picos de la montaña rusa, los pelos se ponen de punta, los riesgos aumentan y las tentaciones de demagogia e irresponsabilidad se exacerban.

Correo: radarcostarrica@gmail.com

Twitter: @eduardoulibarr1

El autor es periodista y analista.