Radar: La gran deuda de APSE

Es difícil que un verdadero educador engañe tanto a su conciencia si responde que no les debe nada a sus estudiantes.

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Para la presidenta de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), Mélida Cedeño, los afiliados que se mantienen en paro “no tienen que sentirse mal porque nos están pagando”. Y como remache añade: “No le debemos nada al Estado, nada”.

Démosle el beneficio de la duda. Supongamos, mediante un extremo ejercicio de condescendencia, que los APSEntes tienen derecho a cobrar sin trabajar, que su pregonado sacrificio previo justifica su real ocio presente y que en nada son responsables ante un patrono que representa al conjunto de la sociedad. Digamos que sí. Pero aún quedan dudas: ¿Y no les deben nada a sus estudiantes, nada?, ¿y tampoco deben sentirse mal por abandonarlos y, en casos extremos, utilizarlos como instrumentos de chantaje laboral? Es difícil que un verdadero educador (la mayoría) engañe tanto a su conciencia respondiendo que no.

Mi profesión es el periodismo, pero mucho antes de escoger su ruta me impregné de la profunda vocación de mi mamá, maestra de maestros. De ella aprendí que la razón de ser de la enseñanza son los estudiantes, que su aprendizaje y crecimiento compensan nuestros sacrificios (de los que no debemos presumir) y que ante cada niño y cada joven tenemos un supremo deber como articuladores de conocimientos, pero, sobre todo, como ejemplos de ser y actuar. Fueron valores también encarnados por maestros entrañables como Gloria Bilbao, Carlos Luis Altamirano, Sergio Román, Luis Carnevale, John C. Merrill y Howard Simons, y que he intentado replicar —con tantas imperfecciones como apego— en las aulas universitarias a las que he estado vinculado por décadas.

Si abandono el distanciamiento y entro en lo autobiográfico, es por un inevitable rechazo personal y moral ante las declaraciones de alguien que, en su furor dogmático, olvidó la esencia de la educación.

Me reconforta, en cambio, que en esta difícil y extendida coyuntura muchos educadores (quizá la mayoría) se hayan mantenido fieles a su vocación y cada día, más allá de arengas, legalidad o ilegalidad, honren su verdadera deuda, que es con los estudiantes. Desconocer que estos tienen derecho a la educación, el respeto, la lealtad y el buen ejemplo, y pretender que el paro se reduce a una disputa con el Estado es absurdo, ofensivo e inaceptable.

Correo: eduardoulibarri@gmail.com

Twitter: @eduardoulibarr1

Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).